Drumlins en Isla Gable
Roberto Hilson Foot

Un campo de drumlins en la isla Gable en el Canal de Beagle, Tierra del Fuego.

Investigación y trabajo de campo:

Expedición: Enero 1998
Gastón García Guevara
Roberto Hilson Foot

Expedición Canal de Beagle: Enero 1999
Roberto Hilson Foot

Expedición Canal de Beagle: Enero 2000
Roberto Hilson Foot

Fotografías:
Roberto Hilson Foot

Agradecimientos:
Familia Bridges de Estancia Harberton.

Bibliografía

I

Todo entorno glacial parece ser la resultante de componentes temporales y espaciales, actuando en una escala macro y en una escala meso o micro. Mientras por ejemplo, la formación de fiordos corresponde a un desarrollo de macroescala, los drumlins pueden clasificarse dentro del grupo de geoformas de microescalas. Los drumlins son entendidos como formaciones de tipo transitorio y de segundo orden, marcados en su etapa de formación por una alta inestabilidad, siendo geoformas de sedimentación.

Presentan una forma redondeada, descripta a veces como oval, siendo frecuente hallarlos en grandes grupos. Se los encuentra en zonas cercanas a los eskers y kames, próximos a veces a las morrenas terminales. Se registra una gran variación en su tamaño, desde unos pocos metros hasta algunos con más de dos kilómetros de largo. Su forma oval y su característica de elevación redondeada los hacen en general muy visibles, pues se forman en zonas llanas. No corresponden en su génesis a geoformas de zonas terminales de derretimiento intenso, lo que en inglés se denomina “outwash plains”, sino más bien allí donde el glaciar deposita directamente los sedimentos llamados till. Conforman depósitos sedimentarios que devienen en geoformas elongadas en dirección al avance del glaciar, siendo un claro contraste con los roche moutonnée, pues éstos son una masa de roca madre expuesta por erosión, mientras los drumlins son fruto del transporte y depósito de sedimentos.

Además de la ya mencionada forma oval, presentan una distintiva asimetría, con una elongación concordante con la dirección predominante del glaciar al momento de su formación. Se los encuentra tanto en el Hemisferio Norte como en el Sur. En América del Norte, por ejemplo, en Palmyra, New York , EEUU donde hay un interesante ejemplo de un campo de drumlins, lo que en inglés se denomina “drumlin fields”, con elevaciones de entre 15m y 60m y largos de 400m a 800m En América del Sur también están presentes, y la Isla Gable constituye uno de los ejemplos de su existencia en nuestro país.

Foto aérea de la Isla Gable (Fotogrametría del Servicio de Hidrografía Naval)

II

La Isla Gable es parte de la Provincia de Tierra del Fuego, República Argentina. Está ubicada en el Canal de Beagle y durante muchos siglos su imponente presencia confundió a los navegantes europeos, quienes no descubrieron sino hasta el Siglo XIX, la existencia del canal. El nombre de Beagle proviene de la pequeña nave que recorrió el mundo en la primera mitad del Siglo XIX bajo el mando del Capitán Fitz Roy en su segunda expedición y llevando en ese viaje, como su más ilustre pasajero, a Charles Darwin.

Fue gracias a la pericia de Fitz Roy y de Murray que la completa extensión del canal fue finalmente descubierta por los europeos. Por muchos años se supuso que la isla era una península y el acceso desde el Atlántico hacia la zona de Ushuaia se hacía por el Paso Mackinley, que separa a Gable de la Isla Navarino.

Fue el obispo anglicano Stirling quien comprobó que la supuesta península era en realidad una isla, existiendo hacia el Norte un paso que la separaba de la Isla Grande de la Tierra del Fuego. El nombre Gable es inglés y se debe a que su forma se parece a lo que en construcción se denomina “gable”: “The vertical triangular piece of wall at the end of a ridged roof, from the level of the eaves to the summit.”

Está ubicada a los 54º 54′ de latitud Sur, a escasos metros del territorio de Chile. La línea de frontera desde el Oeste avanza a la latitud de la isla. A 2.400m de la costa la frontera toma rumbo 140º y luego 100º para dividir aguas en el Paso Mackinlay entre la Pta. Espora y la Pta. Rosales. Se encuentra a 67º 30′ de longitud Oeste separada por unos pocos cientos de metros de la Isla Grande de Tierra del Fuego. Ya C. Caldenius (1932) había estimado que los pasos al Norte y al Sur de la isla correspondían a los desagües de un antiguo lago de origen glaciar.

La isla antes del siglo XX era ocupada circunstancialmente por los canoeros, los indígenas conocidos como los Yamanas. Luego, con la colonización blanca este pueblo desapareció y la isla pasó a ser propiedad de la Estancia Harberton, siendo lugar de intenso pastoreo de los rebaños de la estancia de los Bridges.

Mapa “Canal de Beagle” del Servicio de Hidrografía Naval, escala 1:50.000

Lo que hoy llamamos Canal de Beagle, estuvo ocupado antiguamente por los hielos. De hecho las glaciaciones modelaron el relieve de la Tierra del Fuego. Esta amplia artesa erosionada por glaciares fue luego ocupada por un lago, alimentado por la fusión del hielo. Se estima que la apertura al mar de ese lago se produjo hace 8.200 años. Esta zona del Canal de Beagle por ser mas accesible que el interior de la isla, ha sido objeto de estudios por parte de geólogos, biólogos y geógrafos desde la década de 1830. Uno de los estudiosos mas importantes fue Carl Czon Caldenius, el autor de “Las Glaciaciones Cuaternarias en la Patagonia y Tierra del Fuego”, quien identificó en sus investigaciones terrazas glaciolacustres y marinas a lo largo del canal. Realizó extensos viajes por Patagonia en 1925-26, 1926-27 y 1927-28. Si bien no realizó sus relevamientos mas detallados en el extremo sur, logró sin embargo producir muchas observaciones interesantes. En la isla Gable identificó morrenas y depósitos glacifluviales con un desarrollo de 92m sobre el nivel del mar. Sin embargo siguiendo un criterio con el cual discrepamos describió a Gable como de ubicación terminal, de borde del hielo. A raiz de ello tendió a clasificar a las morrenas de la zona como terminales sobre terrazas marinas. Coincidimos sí, con la identificación de las terrazas, y aceptamos la idea de un lago glaciar, pero opinamos que el sistema terminal está al Este de Gable hacia la zona de Moat pues las hemos observado in situ en nuestras expediciones. Caldenius identifica los posibles desagües del agua por Murray o por Gable sin poder decidir por cual de estas vías el lago perdió sus aguas en el Atlántico.

Otro aporte a destacar en el estudio de las glaciaciones patagónicas es el de Egidio Feruglio. Este estudioso destacó el poder de las glaciaciones en el hemisferio Sur, pues a los 50 grados de latitud Sur hay glaciares que alcanzan el nivel del mar, mientras que en Europa ello ocurre recién a los 68 grados de latitud Norte en Noruega, o a los 58 grados de latitud Norte en Alaska, América del Norte. Feruglio notó que al Sur del paralelo 51 la cordillera pierde elevación , segmentándose en macizos aislados. En su obra nos decribe con asombro el magnífico manto de hielo que cubre la cordillera Darwin de 2.000 a 2.400m sobre el nivel del mar. Feruglio hizo importantes aportes en la identificación de nieves eternas a 1100–1200 m.s.n.m., logrando estandarizar la medición del límite arbóreo y registrando la íntima relación entre desarrollo glaciar y las intensas precipitaciones generadas por el anticiclón del Pacífico Sur.

Afortunadamente los estudios en la zona han continuado y hoy en día se hacen grandes aportes en el campo de la glaciología y climatología. Es el caso por ejemplo de J. Rabassa, S. Gordillo y A. Coronatto, entre muchos otros aportes invalorables en el estudio de esta porción de nuestro país.

Uno de los aspectos en el que reina un alentador consenso es en la idea de una oscilación en la extensión de los glaciares. Si bien se discute el ritmo de avance, las dimensiones, los paleoclimas, etc., hay suficiente evidencia sobre el hecho de que los glaciares sufren la influencia de los cambios climáticos globales, variando considerablemente a lo largo del tiempo en su desarrollo.

Desde el siglo XIX se comenzó a comprender que el paleoclima de la Tierra había sido un factor muy dinámico. Louis Agassiz encontró sobrada evidencia de Eras glaciares. En el último millón de años pueden contabilizarse varios grandes episodios glaciares. Con frecuencia la estrategia explicativa de estas variaciones ha estado centrada en las alteraciones astronómicas que sufre nuestro planeta. A mediados del Siglo XIX el matemático francés Joseph A. Adhémar estudió los efectos de las variaciones en la radiación solar recibida por distintas zonas de la Tierra. En la primera mitad del siglo XX, el astrónomo yugoeslavo Milutín Milankovitch concentró sus estudios en la variación de la elíptica orbital de la Tierra en torno al Sol y en el grado de inclinación del eje terrestre y sus fluctuaciones. Se intentó determinar, a partir de estas variaciones, ciclos como por ejemplo un ciclo de 41 ó 42.000 años en la fluctuación de 21° 30′ a 24° 30′ en la inclinación del eje terrestre.

También se han desarrollado los estudios sobre la actividad solar buscando detectar si hay alteraciones regulares en la radiación emitida por el sol a raiz, por ejemplo, del desarrollo de manchas solares. Simultáneamente con estos estudios astronómicos, los geólogos y climatólogos han analizado los factores terrestres, potenciales causantes de variaciones climáticas como por ejemplo la actividad volcánica, los gases en la atmósfera y el efecto antrópico, que son algunos de los campos de estudio de las últimas décadas.

A esta altura de los conocimientos interdisciplinarios parece aceptarse un último máximo de extensión glaciar de entre 19.500 a 16.000 años antes del presente. Desde hace unos 14.000 años la tendencia general ha sido la reducción en las áreas glaciares, siendo el Holoceno por tanto un momento en el cual predomina el retroceso glacial en los dos hemisferios de la Tierra, con un aumento paulatino del CO2 en la atmósfera en este período interglacial y variaciones en la concentración de oxígeno en el mar.

En el caso de Tierra del Fuego, los estudios de André Meglioli de 1994, parecen concordar con lo dicho anteriormente: en una última glaciación sobre el final del Pleistoceno que produjo el Drift de la segunda angostura, luego de lo cual sigue un Holoceno de temperaturas crecientes y reducción paulatina en la superficie cubierta por el hielo. Recientes estudios por H. Massone, G. Martínez y J. del Río en las Islas Shetland del Sur concuerdan en establecer un máximo en el avance de los glaciares hace unos 18 a 20.000 años. La zona del Canal de Beagle estuvo ocupada por hielos hacia el final del Pleistoceno, luego, al aumentar las temperaturas, se habría formado un lago producto de la ablación de los glaciares, con una apertura hacia el mar hace unos 8.200 años y la consiguiente invasión de las aguas del océano. A la altura de Moat se detectan morrenas frontales. Hay indicios en los bordes erosionados de la artesa de un gran desarrollo del Glaciar del Canal de Beagle con máximos cercanos a los 1.000m de espesor.

Hace unos 20.000 a 18.000 años llegaba hasta Moat, hace 15 a 14.000 años hasta Harberton, etapa de formación de los Drumlins en Gable. Hace unos 12.000 años el glaciar se extendía, recibiendo un aporte del glaciar de circo desde el Norte, hasta Punta Segunda. Aproximadamente hace 10.000 años se encontraba ya en la zona de Ushuaia, registrándose la transgresión marina hace unos 8.200 años. Simultáneamente fue perdiendo grosor, observándose hoy en día a 500 y 600 m.s.n.m. claros indicios de efectos de erosión glacial. No debe creerse sin embargo que el ascenso de temperaturas del Tardiglacial fuera constante. Hubo importantes fluctuaciones y períodos de relativo enfriamiento acompañados por la estabilización en las dimensiones de los glaciares. La transgresión marina generó a lo largo del Canal una serie de terrazas marinas – durante el Holoceno – sobre basamentos de esquistos y filitas con venas de cuarzo, de origen paleo-mesozoico, llamada Formación Lapataia y áreas vulcanoclásticas de edad Jurásica llamadas Formación Lemaire. También sobre el estrato del Cretácico, llamado Formación Yaghan, se desarrollaron rocas plutónicas del tipo de cuerpos graníticos encima de los cuales hubo depósitos glaciares durante el Pleistoceno. Durante el Holoceno formando terrazas se desarrollaron depósitos marinos entre los 7000 y los 3000 años. Se encuentran arenas y gravas no consolidadas que serían posteriores a la primera formación de morrenas terminales de Moat y también posterior a los Drumlins de la Isla Gable.

III

Como ya hemos adelantado, los drumlins son colinas bajas, redondeadas, alargadas en dirección del movimiento del glaciar. Son geoformas de la zona subglaciar conformando frecuentemente campos de drumlins. Debemos reafirmar nuestro rechazo a la idea de que Gable tenga una estructura conformada por morrenas terminales.

Sobre el sustrato rocoso mencionado anteriormente como Formación Yaghan del Cretácico con abundantes rocas sedimentarias metamorfizadas se desarrolla una conformación de drift con areniscas y pelitas. Según el estudio de Rabassa, Serrat, Martí y Coronato, pueden contabilizarse no menos de 70 drumlins – los mayores tienen algo más de 2.000 m de largo – y el ancho de los mismos es de 200 ó 300 m. Parece correcta la elaboración de un coeficiente de elongación de entre 8 y 15, lo que sorprende es la variación de alturas: los máximos desarrollos son de unos 90 m sobre el nivel del canal.

Es coincidente la presente apreciación con el trabajo mencionado anteriormente sobre la simetría lateral. Hay una marcada igualdad en las pendientes laterales, y cuando se realizan perfiles transversales éstos aparecen aproximadamente simétricos. Las pendientes de Barlohielo y Sotahielo presentan asimetrías, los ángulos oscilan de 6 % a 17 %.

Con razón se ha observado que en las depresiones interdrumlins orientadas en dirección WSW – ENE se desarrollan mallines, lagunas o incipientes turberas. Es perceptible el efecto de la erosión hídrica en algunos sectores, socavando algunas de las paredes laterales de los drumlins. Hay un persistente paralelismo de los ejes mayores; los rumbos de estos ejes oscilan entre 086º y 080º con algunas ligeras variaciones hacia el Noroeste de la Isla, con rumbos más cercanos al Noreste.

En cuanto a la conformación del perfil A, me permito citar y concordar con lo dicho por Rabassa, Serrat, Martí y Coronato:

“El perfil A está compuesto por depósitos glaciolacustres de tipo ritmita en la base, cubiertos por sedimentos glaciofluviales deformados y fracturados, con fallas de tipo empuje. Las capas más finas muestran además intensa deformación por sobrecarga. La secuencia culmina con más de 20m de till basal, muy fino, con escasos guijarros, de color gris azulado, muy compacto”.

Como la dirección del avance provenía desde el OSO, este lado frontal presenta mayor pendiente, y hacia el Oeste, sobre el frontón Gable, algunos de estos drumlins han sido parcialmente erosionados por la acción de las olas.

Estas geoformas se nos presentan en definitiva como un hermoso campo ondulado en una impactante zona de nuestro territorio. Enmarcados por espectaculares acantilados y rodeados por las aguas del Canal de Beagle, es una de las tantas sorpresas que nos depara la inagotable Patagonia.

Bibliografía

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