Cañadón Alfa
Roberto Hilson Foot

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Toponimia y descripción de la cuenca.

Investigación y trabajo de campo:

Costa Norte de TDF Enero 2011
Ignacio Amalvy Degreef
Roberto Hilson Foot

Cabo Espíritu Santo-San Sebastián Enero 2014
Nayi Awada
Nicolás Di Giacomo
Mariano Rolando
Roberto Hilson Foot

Fotografías:
Mariano Rolando (2014)
Roberto Hilson Foot (2011-14)

Agradecimientos:
Al Lic. Sebastián Novelli.

Bibliografía

I
Toponimia

  La toponimia del cañadón fue decidida por Julio Popper, ingeniero nacido en Bucarest el 15 de Diciembre de 1857 y que a partir de 1886 ocupara la parte norte de la isla Grande de Tierra del Fuego, desarrollando la extracción del oro en “El Páramo”.
   En el mapa de Tierra del Fuego realizado en base a las exploraciones y estudios efectuados por el Ingeniero Popper en 1886-1891 y las recopilaciones hidrográficas del Almirantazgo Británico, elaboradas por la oficina técnica de dibujos R. Soucup, cito en San Martín 422 Buenos Aires, siendo la casa editora la de Ernst Nolte, Librería Alemana, Buenos Aires, fechado en 1892 se puede apreciar la toponimia que Popper le imprime a varias geoformas entre ellas al cañadón que denominó Arroyo Alfa.
   Julius Popper llegó a Buenos Aires en 1885 y en 1886 a Tierra del Fuego. Fue responsable de la denominación de muchos ríos y arroyos y fue él quien le puso el nombre de alfa al arroyo que entendió erróneamente era el mas septentrional. Hacia el sur del mismo denominó Beta al siguiente cañadón con una extraña toponimia de referencia helénica. Curiosamente el orden alfabético no sigue el camino que el recorrió, pues accedió a este sector de la Tierra del Fuego desde el sur al desembarcar en Octubre de 1886, cuando los Arroyos están nominados de Norte a Sur y por otro lado es notable que no use nombres de referencia ya sea en castellano aunque por supuesto no intenta conocer el nombre dado por los Selk’nam a esos cursos de agua y opta por nombres que denotarían una formación clásica pero sin vinculación alguna con el lugar nominado por su antojadiza idea.
   En la toponimia actual del Instituto Geográfico Nacional que aparece en la Hoja 5369-17, “Río Cullen” levantada en el año 1943, en Escala 1:100000, el término arroyo es reemplazado por el de Cañadón Alfa y debe observarse que Popper ignoró un curso de agua no permanente que termina en una laguna costera aislada del mar por una barra y que se encuentra a algo mas de 1500m desde el Hito I y que en realidad de seguir la lógica de las denominaciones debería ser el “verdadero” arroyo alfa, debemos añadir que unos 1000m más al sur hay otro curso de agua no permanente que también fue ignorado por Popper a la hora de implantar su peculiar ordenamiento toponímico.

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II
Letra alfa α-A

   Como ya señalamos la toponimia utiliza la primera letra del alfabeto Griego. La letra alfa o alpha (α-Α) es una vocal que se deriva de la antigua letra Fenicia alp o aleph o en sentido más amplio semítica que significaba buey o cabeza de buey, por lo que es entendible que su origen gráfico pretenda ser una cabeza de buey con los ostensibles cuernos. La escritura alfabética griega implicó una descomposición de las sílabas marcando una clara diferencia con la escritura que habían tenido los helenos antes de la edad oscura en los siglos XV-XII ac durante el florecimiento micénico con la escritura Lineal B que era parcialmente silábica y parcialmente ideográfica. La escritura semítica tenía sin embargo un gran problema para la lengua helénica por no tener originariamente grafías para las vocales. Tenían los fenicios 22 signos y utilizaban nombres con un significado pues nombraban las letras con palabras con función mnemónica. Herodoto en 5,58 afirma que fueron los fenicios quienes llevaron a los helenos las phoinikéia grámmata.
   La recepción de este alfabeto demandó un trabajo específico de los escribas griegos. En la Grecia clásica de los siglos VIII y VII ac esas letras del alfabeto recibieron el nombre de grámmata en alusión a lo escrito y no alphabeto que recién se impondría en época helenística, lo cual puede dar algún indicio del carácter receptivo e incorporado a la cultura helénica de las grafías semíticas. Distinguían esos primeros gramáticos entre el dar nombre a la letra como en el caso de alpha y por otro lado su valor de “a” como fonema. Esos nombres son por tanto nombres de grafías.
   A partir de los siglos VII y VI a. C. se fue imponiendo el alfabeto Jonio con fuerte influencia de la ciudad de Mileto y desde el arcontado de Euclides en Atenas se lo adopta en forma oficial. En el siglo V a. C. se fue difundiendo en forma comercial el texto escrito como producción editorial logrando ventas redituables sobre todo bajo la forma de rollos, los conocidos volúmenes de tallo de papiro o sea tiras de tallos intercalados de la planta ciperácea que humedecidas se prensaban juntas escribiendo de un lado con tinta y enrollándolas. Esas publicaciones necesitaban grupos de copistas a sueldo o en algunos casos trabajo esclavo que escribían en letras mayúsculas sin separación de palabras ni signos de acentuación. Recién con el trabajo teórico llevado adelante en la biblioteca de Alejandría se mejora la calidad filológica, gramatical y lingüística de los textos, adquiriendo gran prestigio en todo el Mediterráneo la calidad de los textos utilizados y preservados en la biblioteca de Alejandría.
   En el sistema de numeración griego alpha tiene el valor del número uno. La grafía podía presentar variantes como por ejemplo en el Oinochoe de Dipylón de 725 hallado en Ática, la letra alpha está en mayúscula de costado, con un trazo atravesado, pero en general predomino en posición vertical. En Plutarco (45-120) “Moralia” el autor discute acerca de la razón por la cual aparece como la primera letra del alfabeto. Refiere la causa por medio de la leyenda por la que el fenicio Cadmus al instalarse en Tebas introduce el alfabeto iniciando la serie de letras por la que remitía al buey considerado de primordial importancia en el trabajo agrario. Ante esa versión Plutarco parece más inclinado a defender un origen fónico de la primacía de la letra alfa adjudicándole a su abuelo Lampras la teoría de la extrema simplicidad del sonido pues el aire saliendo por la boca no requiere ninguna modulación o movimiento de la lengua y por ello es el sonido mas elemental, por tanto en este razonamiento debía ser la primera vocal. Esa primacía Plutarco la conecta en forma cosmológica con la luna.
   Utilizada como origen, inicio o comienzo de una serie en la Biblia Cristiana en el Apocalipsis o Revelaciones 22.13 se expresa como una letra con densa carga teológica pues se expresa como palabra del dios judeo-cristiano que afirma “Yo soy el alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el fin”.
   Los usos de la letra han sido muy variados y significativos como en el caso de la literatura, recordemos solo a título de ejemplo que en la novela de Aldous Huxley “Un mundo feliz” los individuos alfa son considerados como los miembros de la casta superior.

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III
Descripción de la cuenca

   La del Cañadón Alfa es una cuenca que compartimos con la hermana República de Chile. Ingresa al territorio Argentino a 48 m.s.n.m, con rumbo NE y recorre 5200m dentro del territorio Argentino con una gradiente en torno a 1:110. Es una cuenca de pendiente Atlántica, que atraviesa una zona esteparia con una pendiente muy uniforme con variaciones entre 1:100 y 1:115 o sea una pendiente suave de alrededor del 1%. Luego de recorrer desde la frontera 2,5Km hasta la Ruta N.3 la atraviesa a 26m.s.n.m. esto significa que la altura disminuye desde los 48m a los 26m o sea 22 metros en los poco más de 2,5km recorridos como adelantábamos una pendiente en torno al 1%. Desde la ruta la gradiente no varía significativamente al llegar al tramo inferior cerca de la desembocadura manteniéndose en torno al 1 en 110.
   Sus aguas dependen de la alimentación del deshielo de las nevadas (no hay campos de hielo en sus nacientes) que pueden extenderse entre el inicio del otoño y el fin de la primavera sobre todo en las zonas de las nacientes en Chile que están algo mas elevadas que del lado Argentino y de las precipitaciones sobre toda la superficie de la cuenca de algo más de 300 a 350mm anuales pero que por tener una baja heliofanía que arroja valores muy bajos de evapotranspiración potencial y una temperatura media de entre 5 y 6 ºC esas escasas precipitaciones tienen un ligero balance hidrológico positivo que permiten el escurrimiento superficial permanente. Es una cuenca muy afectada por el predominio de los fuertes vientos de cuadrante Oeste, los que si generan un efecto en la evaporación disminuyendo por este mecanismo el aporte de las lluvias que escurren en superficie hacia el curso de agua.
   En el mes de Enero de 2014 medimos una temperatura para el agua de 9º C, en seis locaciones con intervalos de 300m a 400m a lo largo de algo más de dos kilómetros entre la Ruta Nº 3 y la desembocadura en el Océano Atlántico. Fue posible medir un pH de 6 con una temperatura del aire que varió de 15º a 13º C a lo largo de la recolección de la información de campo entre las 15 y las 18 horas. En los lugares que tomamos las mediciones el ancho fue variable entre 1 y 3 a 4 metros con una profundidad que no excedía en general los treinta centímetros.

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IV
Heráclito y los ríos

   De forma bastante curiosa al momento de relevar esta cuenca y buscar los orígenes de su toponimia nos encontramos dentro del legado cultural del mundo clásico, inmersos en el capricho de quien le diera un nombre tomado del griego a un arroyo que atraviesa la dura estepa patagónica. En el marco de esa cultura griega la imagen del río fue un poderoso motivo de reflexiones y metáforas siendo el filósofo de Éfeso, Heráclito quien lograra mayor repercusión en su uso filosófico de la imagen del río. Por esta extraña razón y vericueto de la historia decidimos dedicar unas líneas para sucintamente exponer como entendemos la problemática del río en Heráclito considerados por algunos como el filósofo oscuro asumiendo la extraña situación del uso del idioma griego para nominar un arroyo en medio de la ventosa estepa fueguina.
   Es una poderosa idea aquella por la cual se ha proclamado que todas las cosas fluyen a la manera de un río en nuestro caso a la manera del humilde Cañadón Alfa. Platón lo expresa en el Cratilo 402a al citar como una supuesta idea de Heráclito el que todas las cosas pasan y nada queda inmóvil, identificando la operación cognitiva no con una metáfora sino como una comparación entre los seres del mundo y la corriente de un río por lo que Platón hace decir a Heráclito que no podríamos entrar dos veces en el mismo río debido a la universal mudanza de las cosas que abarca tanto a nosotros como al río. El mismo Platón en el Teeteto tiende a repetir la interpretación cuando en 152d nos dice que en la visión de Heráclito nada es, sino que está llegando a ser. En este marco conceptual del constante fluir es posible esgrimir que nada existe, si es que se aceptan las categorías platónicas que vincula la necesidad de lo estable con la condición del conocer. Esta postura adscripta a Heráclito es con la que le interesa particularmente confrontar a Platón remarcando la necesidad de estabilidad ontológica para que pueda haber verdadero conocimiento. En Teeteto 160d reafirma la asignación a Heráclito de la comparación del devenir de las cosas que se mueven como un río, agregando Platón como pretendida inferencia la consecuencia adicional que para los que ingresan en los ríos les llegan otras y otras aguas por lo que podemos decir forzando las leyes lógicas que en los mismos ríos ingresamos y no ingresamos. Este forzamiento lógico y la necesidad de defender la estabilidad ontológica para que pueda haber conocimiento es lo que invitaba a Platón a configurar un Heráclito adscripto a formas de pensamiento que estarían invalidadas para poder verdaderamente conocer en sentido platónico.
   Karl Reinhardt en su clásico trabajo “Parmenides und die geschichte del griechischen philosophie” publicado en Bonn en 1916 enfatizaba por el contrario la idea de la medida en Heráclito. Le otorga un sesgo mas lógicista al pensamiento del filósofo de Éfeso, centrado en la problemática compartida por Parménides en torno a los principios de identidad y contradicción y soslayando la importancia del problema cosmológico o de física material en el pensamiento de Heráclito. En la interpretación de Reinhardt no hay doctrina del fluir, sino mas bien una permanencia en el cambio, una clara unidad en la discordia. En los términos de la metáfora del río el cauce del mismo es la garantía de identidad no las aguas fluyentes y cambiantes. Por lo tanto Reinhardt adhiere a la idea de identidad en el cambio, en donde logos debe ser leído como ley lógica, en buena medida una interpretación que soslaya la interpretación de Platón acerca del pensamiento de Heráclito, considerando que podría tener un acceso al pensamiento de Heráclito prescindiendo de la interpretación propia de la Academia.
   La afirmación de que todo fluye y todo deviene tuvo interpretaciones diversas y habilitó a algunos interpretes como en el caso de O. Spengler (1880-1936) en su tesis doctoral de 1904 en la Universidad de Halle a jerarquizar el valor energético del fluir como un relativismo antisustancialista por lo que el πάντα ρεί en el que todo fluye, deviene en transformaciones que son entendidas por Spengler como un proceso energético. Estamos con Spengler cercanos al acontecer puro desprovisto de sustancia, regido sin embargo por una ley. Solo tendríamos flujo, devenir de energía, negando por tanto al fuego el carácter de “arje”, contra las versiones de Aristóteles en Metafísica I, 3 en que presentaba a un Heráclito defensor del fuego como principio en función de sus propias necesidades metodológicas como lo explica H. Cherniss. Según este autor Aristóteles no intenta en sus trabajos dar una exposición histórica en este caso del pensamiento de Heráclito. Utiliza su interpretación de esos filósofos anteriores con la finalidad de interpretarlos encuadrados en sus debates y problemáticas, interpretando que por lo general estos filósofos han preparado el terreno que el mismo Aristóteles corona con sus ideas o dicho de otra forma esos filósofos arcaicos han expresado de forma balbuceante lo que él considera pudo explicar de forma clara y acabada. En De Cáelo 298b y en Tópicos 104b Aristóteles encuentra conveniente enfatizar un pensamiento en que nada esta firme y en el que todas las cosas se mueven aunque pone un límite a ese fluir cuando en Metafísica III, 3 considera que Heráclito no impugnó el principio de identidad a pesar de la confusión emergente por el uso de un lenguaje oscuro. Para Cherniss las menciones de los presocráticos eran hechas en función y apoyo de sus propias doctrinas. No se puede aceptar de acuerdo con la perspectiva aportada por Cherniss, la interpretación monista de Aristóteles del fuego de Heráclito como la arje y debemos tener presente que a los fines de pensar las contradicciones entre modelos teóricos nos es más fructífero pensar en la existencia de una posición filosófica en disputa con la tradición platónica y aristotélica defendiendo la no separación entre signo y significante o dicho de otro modo entre e logos y las cosas. En este contexto afirmar que todo fluye, que nada esta firme no le impide a Spengler pensar en una razón que gobierna el cambio, después de todo el filósofo alemán es un pensador que asiste al inicio de la crisis de la modernidad expresada en las revoluciones artísticas de principios del siglo XX y que lo obligan, en defensa de esa modernidad, a demandar racionalidad en el mundo. Spengler estaba claramente influido por los desarrollos de la física de fines del siglo XIX para la cual en el espacio está la energía, con una continuidad entre la materia y la energía y era posible en este marco teórico pensar que la armonía cósmica se realizaba en la continua transferencia y flujo universal.
   Expresado en un fragmento el 12 se puede leer: ποταμῷ γὰρ οὐκ ἔστιν ἐμϐῆναι δὶς τῷ αὐτῷ καθ΄ Ἡράκλειτον ( B 12) οὐδὲ θνητῆς οὐσίας δὶς ἅφασθαι κατὰ ἕξιν· ἀλλ΄ ὀξύτητι καὶ τάχει μεταϐολῆς σκίδνησι καὶ πάλιν συνάγει καὶ πρόσεισι καὶ ἄπεισι.
No sería por tanto posible para nosotros al estudiar la hidrología del curso de agua entrar dos veces en el mismo Arroyo Alfa en esas frías latitudes fueguinas de acuerdo a este fragmento transcripto. El Heráclito de Spengler es un filósofo que cree que el fluir y el devenir son ininterrumpidos. Todo está en un flujo, cual si fuera un constante fluir de un río, incluso la misma humanidad está imposibilitada por el cambio en sí misma y por el fluir de las aguas a entrar dos veces en el mismo río. Todo fluye y nada permanece nos proclama el oscuro de Éfeso. Por lo que es considerado en forma previsible como el filósofo del αγον, la lucha y el cambio. Este fluir es sin embargo entendido como reglado, rítmico y auditivo y no acaso como visible lo que da cuenta de una armonía en última instancia de un cosmos que habilita a emparentar los conceptos de νόμος, μέτρον y αρμονίή. El logos es esa ley formal del devenir que un filósofo como Spengler que asiste al desarrollo de la ciencia decimonónica debe dar cuenta. A pesar de las influencias de Nietzsche y Goethe en la interpretación de B-12: ποταμοῖσι τοῖσιν αὐτοῖσιν ἐμϐαίνουσιν ἕτερα καὶ ἕτερα ὕδατα ἐπιρρεῖ· Spengler defiende la idea de que para los que entran en los mismos ríos las aguas fluyen y son otras, cambian lo cual implica un proceso solo posible en tanto haya energía. Spengler elabora una concepción del cosmos con una naturaleza que cambia pero determinada por su condición energética, que se despliega en ese cambio en un acontecer puro, en el que el fluir no solo es el íntimo acontecer sino el mismo ser del fluir. Esta idea poderosa de un devenir que es el ser puede significarse como el ser expresado en su inocencia para utilizar una poderosa idea de Nietzsche acerca de cómo repensar el devenir aunque este sea un camino que teme seguir Spengler.
   Guido Calógero en 1936 aportó una visión interesante de Heráclito pues intento historiar su pensamiento asignándole un carácter en el cual la palabra (el logos) no es el propio del clasicismo del siglo V o IV ac sino de una Grecia mas arcaica en la que ese concepto puede aún dar cuenta de la verdad de la idea y de la realidad del mundo, por lo que existe en esa instancia histórica una convergencia entre las esferas lingüísticas, lógicas y ónticas en la interpretación del filólogo italiano.
   Recordemos que son tres los fragmentos de Heráclito que consideran tanto Reinhardt, Spengler y Calógero como los dedicados a la temática del fluir del agua y la imagen del río. El primero es el Fragmento12 con fuente en Ario Dídimo y que dice que “a los que ingresan en los mismos ríos les sobrevienen otras y otras aguas” o formulado con una ligera variante es posible decir que se expresa la idea del fluir incesante de aguas siempre diversas. La realidad del río es dinámica, un fluir, un proceso y no la identidad estática de una cosa por lo que sobre quienes ingresan en los mismos ríos corren aguas siempre cambiantes. El Fragmento 49a afirma “en los mismos ríos ingresamos y no ingresamos, estamos y no estamos”. En la hermosa versión de Séneca dice “in idem flumen bis descendimos et non descendimos”. Por último el Fragmento 91 tomado de Plutarco “no es posible ingresar dos veces en el mismo río” o sea según Heráclito πάντα ρεί καί ότι είς τόν αΰτόν ποταμόν δίς οϋκ άν έμβαίης. Tal como Platón lo describe en el Cratilo 402a todo se desplaza y nada permanece, comparando lo que existe de acuerdo a Platón, con el fluir de un río razón por lo cual no se podría ingresar dos veces en el mismo río.
   Particularmente me interesa partir de la posición de Platón y la forma en que este filósofo ubica un pensamiento adscripto a Heráclito. Pretendo mantenerme dentro de la forma en que trabajaban los textos estos filósofos griegos que tenían mucha mas consideración por la discusión de ideas que por el debate filológico. Soy de la opinión de que poder encontrar el pensamiento de Heráclito es un imposible que lo único que logra es hacernos perder el tiempo en forma inconducente para el pensamiento. Parece mas interesante tomar el guante que nos arroja Platón bajo el ropaje de una impugnación a una forma de pensar que podemos vincular en forma imprecisa con Heráclito y que a los fines del pensar nos puede ser conducente para articular ideas como sistema de pensamiento contrastables con los de Platón pero sin pretender en forma frustrante y estéril descubrir el “verdadero pensamiento” de un filósofo que vivió en el siglo VI a. C. y del que no se ha salvado un solo libro, apenas supuestos fragmentos que fueron escritos invocando su nombre en algunos casos seiscientos años después (Plutarco 45-120) , quinientos años en el caso de Ario Dídimo (nace en siglo I ac) o por ejemplo con Eusebio de Cesaréa quien vivió en entre el 275-339 o sea ochocientos años después de la muerte de nuestro filósofo y ya sin el supuesto texto o libro que habría escrito Heráclito. Tan desconcertante es la información al respecto que los mayores especialistas ni siquiera se ponen de acuerdo en la existencia de ese libro, ni de su título, ni contenido ni organización. No es el problema de aceptar humildemente las dificultades de un camino o de la navegación tumultuosa de un río lleno de rápidos y obstáculos sino la clara noción de que hemos navegado el río incorrecto, uno que se seca en la inmensidad de un desierto dejándonos sin repuestas luego de agotar nuestras fuerzas. Buscamos llevar a la centralidad del trabajo del estudio de los clásicos un contexto metodológico que privilegie la discusión y el pensar las posiciones y doctrinas por sobre la centralidad del esfuerzo volcado hacia las interminables y en la mayoría de los casos inconducentes debates filológicos o sea hacer filosofía más que filología. La posición de Platón, o dicho de acuerdo a lo que hemos expresado, el Heráclito que articula Platón luego de más de ciento cincuenta años desde su nacimiento en Éfeso podía contar con cierto nivel de vago conocimiento acaso de algunos trazos supuestamente típicos de su pensamiento y por tanto latón al comentarlo e intentar refutarlo debía guardar algún compromiso con la semblanza y con lo sabido por el gran público pero sin duda se reservaba su interpretación en un mundo en que la filología no secaba los ríos de las ideas y las ideas eran más importantes que los derechos de autor, lo que permitía un margen para construir un Heráclito en torno al cual articulaba las ideas que le interesaba discutir en posición antagónica para poder de última impugnar esas elaboraciones o sistemas teóricos, siendo fiel a su idea de pensar problemas, mas que en reproducir una supuesta fidelidad exegética. En este contexto Platón nos expresaba en el Cratilo la noción del πάντα ρει en un claro intento de pensar una tesis de afirmación antagónica a los postulados que defendía y que le permitía desplegar su defensa de la necesidad de lo estable para tener conocimiento. El énfasis en la caracterización del pensamiento de Heráclito esta puesto en lo mudable como fuente de error y ante ello lo fijo como condición de verdad. Para Platón si se transita las aguas de Heráclito el conocimiento se ahoga en las oscuridades de lo inestable. El conocimiento gustaba pensar Platón, necesita de un objeto que sea cognoscible lo0 cual implica una ontología bien distinta al estereotipo Heraclíteo y si se proclama tal cual lo pretende la posición que adscribe a Heráclito del cambio continuo, no habrá estabilidad en objeto alguno que habilite un conocimiento.
   Parece por tanto pensar en una posición filosófica a la cual denomina bajo la máscara de Heráclito en la que el aparecer de las cosas, invalida la idea y la posibilidad de identidades fijadas, lo cual permite una íntima relación entre lo que se dice, como se lo dice y acerca de lo que se dice. Esa relación no podría especificarse en términos de significantes y significados, ni se adecuaría a la idea de identidad fija, es por el contrario una identidad vinculada a un estar abierto y dinámico, en el cual el mundo es el constante aparecer del cual puede dar cuenta lo poético como bien defiende Enrique Valiente Noailles. No podríamos por tanto vincular fácilmente ese Heráclito con el cual nos interesa pensar en contrapunto con las posiciones Platónicas en posiciones sustancialistas como parece por momentos presentar Aristóteles y el lenguaje en tanto ahora poético tiene la capacidad de brindar o por lo menos nos permite escuchar las múltiples formas que hay o se despliegan en las cosas, pues el lenguaje es mostración del ser de el lenguaje, la capacidad de hacer hablar al mundo. No podríamos ingresar dos veces en el mismo cañadón Alfa por que no solo las aguas se escurren con la pendiente sino porque todo es y no es al mismo tiempo, impugnación y desafío al pensamiento que a partir de Platón crece en su capacidad hegemónica. La armonía invisible es la del cambio en la cándida inocencia del devenir, o mejor la recitación de la legitimidad e inteligibilidad del devenir, que sin embargo no impide el ser solo que no lo soporta en sentido Platónico, pero si proclama como bellamente lo expresa J. L. Borges la trama del será, del ser y del fue. Un ser como estar presente, sin utilizar el verbo ειμί sino tal como lo utilizaba Homero el estar presente por medio de πάρεστε en el indicativo y πάρειμιde o sea estar al lado, presenciar, no pensando el mundo del ser como lo plantea Platón. Nos muestra Este pensar Heraclíteo que no todo discurso significativo necesita ser proposicional.

V
Dinámica de formación de la barra costera

   Por último quisiéramos referirnos a la geoforma de sedimentación que se encuentra en la desembocadura del Cañadón Alfa. Desde la margen izquierda de la boca del arroyo que representa la parte proximal, ha ido creciendo una barra resultante del predominio de la deriva litoral de Norte a Sur, con trenes de olas como el condicionante principal de esta línea de deriva de arena y canto rodado así como contenidos de arcilla que sedimenta, tendiendo a bloquear la desembocadura del Cañadón. Esta barra es por tanto una geoforma que resulta de la deriva litoral por acción de las olas que rompen sobre la costa con un ángulo predominante en torno a los 50º y transporta a lo largo de la playa, material sedimentario parte del cual se acumula conformando la barra. Si una barra logra obstruir la desembocadura de un río o la abertura de una bahía entonces recibe el nombre en inglés de “Bay-bar”. Cuando existe una inflexión de la costa y un tren de olas de dirección predominante con disponibilidad de sedimentos entonces comienza un proceso de progradación que crece desde la zona proximal obturando progresivamente el escurrimiento superficial en este caso del Cañadón Alfa. Por lo general la inflexión de la costa a partir del promontorio debe ser de más de 30º para generar una espiga generando procesos de refracción de las olas pero esa inflexión no es necesaria en el caso de una barra como en Cañadón Alfa. La desembocadura se encuentra a los 52º 42´de latitud Sur, con una barra de 350 a 400m de largo obstruyendo solo ocasionalmente la desembocadura facilitando la formación de un laguna costera que se llena y vacía al compás de las mareas pero en ocasiones por la acción erosiva de las grandes olas de tormenta y la intensa deriva litoral la barra cierra el desague del Cañadón.
   En Enero de 2014 asistimos a una instancia en que pudimos observar que las olas habituales no lograban generar una energía capaz de obstruir la desembocadura del pequeño Cañadón pero ante una tormenta que genero potentes olas, con una marea creciente que facilitaba el impacto con gran efecto erosivo de las olas sobre los acantilados y el consiguiente transporte y posterior sedimentación que fue en esa ocasión tan potente que obstruyó la desembocadura generando una laguna costera que resistió la bajante de marea. Estas y otras observaciones a lo largo de la costa Patagónica nos llevan a tomar partido en contra de las visiones gradualistas del efecto de deriva litoral y defender la tesis de pulsos y discontinuidades rítmicas en los procesos de transporte y sedimentación litoral. Observaciones personales y trabajos publicados por Roberto Kokot nos acercan a la idea de que en un contexto macromareal de mareas semidiurnas hay una baja frecuencia de olas de mas de 3,5m de alto pero con mareas altas de 10,47m y 10,72m o sea por encima de la media de 9,09m de mares la condición de marea determina en buena medida la potencia erosiva de las olas sobre el nivel de la línea de acantilados activos. La combinación de olas de 4/5m que constituyen apenas el 15% de las olas se potencia en caso de producirse la tormenta en la marea alta. El azimut de las olas incidentes de encuentra en un estrecho rango entre 195º y 202º lo cual genera una deriva neta de Norte a Sur en este sector de la costa Fueguina lo cual facilita al explicación de la parte proximal de la barra este del lado norte y la parte distal con cierres esporádicos del escurrimiento superficial se encuentre en la margen sur.

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