Tipología de nidos del Pingüino de Magallanes.
El caso de la pingüinera de Punta Entrada.
Roberto Hilson Foot

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Investigación y clasificación de los tipos de nidos del Pingüino de Magallanes en la desembocadura del Río Santa Cruz.

Investigación y trabajo de campo:

Expedición costera 1980-81:
Roberto Hilson Foot

Trabajo de campo, Enero 1991:
Roberto Hilson Foot

Expedición Río Coyle-Río Santa Cruz, Enero 2003:
Daniel Bruno

Sebastián Bradley

Juan Manuel Botello

Ignacio Amalvy Degreef
Pía Simonetti

Tomás Bradley
Roberto Hilson Foot

Trabajo de Campo Enero 2013:
Roberto Hilson Foot

Fotografías:
Roberto Hilson Foot (2013)

Agradecimientos:
Cada vez que vuelvo a estudiar el tema de los Pingüinos de Magallanes surge mi agradecimiento a Carlos Passera y Carol Mackie a quienes tuve el gusto y honor de conocer en una muy aislada Punta Tombo en el lejano verano de 1980-81 y cuyo recuerdo me resulta imborrable.

Bibliografía

I
UBICACIÓN

La Hoja 5169-5 y 6 del Instituto Geográfico Nacional levantada en el año 1947 en escala 1:100.000, representa la desembocadura del río Santa Cruz entre Punta Entrada al sur y Punta Cascajo al norte. La hoja ubica tanto al Faro Santa Cruz en la cima del Monte Entrada, como a la Baliza Punta Entrada al pie de dicho monte y le asigna a esta última una altura de 15msnm, aunque en realidad por observación directa entendamos que este dato sea incorrecto y tenga una altura algo menor. Esta baliza puede tomarse como una clara referencia para la ubicación de la pingüinera de Punta Entrada a 50º 09’Sur. La pingüinera esta ubicada claramente hacia el tramo final de las aguas estuariales pero no expuesta a las marejadas del mar abierto que enfrentan los buques con frecuencia en la navegación al salir de la protección que brinda la Punta Entrada.
 Es un ambiente estepario en cuanto a las condiciones terrestres y estuariales en cuanto a lo hidrológico, siendo por tanto una colonia de pingüinos que debe ser clasificada como continental, con acceso terrestre lo cual demanda a futuro, una mayor protección por parte de las autoridades a fin de garantizar la preservación de las muchas especies que se encuentran en el lugar y sobre todo por la nidificación de los pingünos.


En la provincia de Santa Cruz se han sido identificado muchas pingüineras, siendo la de Cabo Vírgenes la que cuenta con la mayor cantidad de parejas, ubicándose a la pingüinera de Punta Entrada como la segunda población más grande de la provincia. En total en la costa Argentina se han identificado 63 colonias desde la isla Redonda en la provincia de Río Negro hasta la isla Martillo en el Canal de Beagle. En 1999 (Yorio et.al.1999) reportaban 964.000 pingüinos en la costa Argentina desde Río Negro hasta Tierra del Fuego. Para la pingüinera de Punta Entrada se propuso en 1994 a raíz de un censo de Frere y Gandini un número de 48.000 parejas reproductivas, número resultante de un estudio por medio de transectas de puntos. Un par de años antes (Gandini et al. 1996) habia aportado un número de nidos–parejas muy bajo de 10.000. Aparentemente este número habría resultado de un conteo directo, aunque no se consignaba la superficie cubierta por la pingüinera ni se precisaba la forma en que se había llevado a cabo tal conteo. Por lo que hemos podido observar en las múltiples visitas que hemos realizado al lugar parece ese número muy bajo y fue adecuadamente revisado en 1999.
 



II
CONDICIONES MAREOLÓGICAS Y CLIMATICAS


En cuanto a las condiciones mareográficas contamos con la información provista desde el puerto de Punta Quilla (Puerto Santa Cruz) que se encuentra apenas a 3.300m en línea recta al oeste de la pingüinera en una dirección 232º, aumentando la distancia a 3.700m si se sigue el contorno de costa entre los dos puntos. De acuerdo a la información provista por la Armada Argentina-SHN la zona tiene un régimen de marea semidiurno lo que significa dos pleamares y dos bajamares en el término de un día lunar, siendo las dos pleamares muy similares en altura, con amplitudes máximas de marea de nada menos que 12,0m y medias de 7,6m o sea entre las mas grandes del mundo, pudiendo ser consideradas como macro-mareales que se clasifican de esta forma a partir de un rango de por lo menos 4m.
 Con respecto a las condiciones climáticas la información recolectada en la estación Santa Cruz Aéreo nos puede brindar valiosa información. La presión atmosférica promedio es de 1003,6 hPa, con una temperatura media anual de 8.5º C, y máximas medias de 21.3º C para el mes de Enero y una mínima media para ese mes de 9.1º C. Para el invierno o sea para el mes de Junio se obtiene un valor medio de 5.6º C. Con respecto a la velocidad media del viento para el mes de Enero arroja un valor de 25km por hora y el valor de las precipitaciones indica unos 200mm anuales con un valor para Enero de 10 a 20 mm lo cual implica un clima semiárido pero sin estación seca.

III



PINGÜINO. DESCRIPCIÓN GENERAL


El pingüino de Magallanes denominado en inglés Magallanic Penguin, pertenece al orden Sphenisciforme, familia Spheniscidae del género Spheniscus, especie Magellanicus, denominación impuesta por J.R.Forster en 1781 (Comment Phys.Soc.Reg.Sci. Gottingensis). Ha recibido distintos nombres vulgares como Pingüino Patagónico, Pájaro bobo común, Pájaro niño, etc., imponiéndose en la actualidad el de Pingüino de Magallanes.
 El tamaño de los individuos adultos ronda los 40/45cm de altura. Las mediciones hasta el presente parecen indicar que los pingüinos de Cabo Vírgenes/Punta Entrada en Santa Cruz son algo mas pequeños que los de Punta Tombo en Chubut y que el período de incubación puede ser ligeramente mas corto en la pingüinera de Chubut que en las de Santa Cruz con huevos cuyo volumen es un poco menor en Cabo Vírgenes. En Santa Cruz parece que en general las postura se inician después que a latitudes mas bajas (Frere et. al.1996). Presentan un leve dimorfismo sexual con machos ligeramente más grandes que las hembras y una apenas perceptible mayor redondez en las cabezas de las mismas y diferencias en la forma de los picos.
 Luego de la vida pelágica de otoño/invierno inician con la primavera su vida terrestre. En general la llegada de los pingüinos en la Provincia de Santa Cruz tiende a ser a fines de Agosto o principios de Septiembre. Los machos tienden a llegar antes que las hembras para iniciar su tarea en los nidos.
 Son parte de su dieta el calamar (Illex sp.), anchooíta (Engraulis anchoita), merluza común (Merluccius hubbsi), pejerrey (Odonthestes smitti), sardina fueguina (Sprattus fuegeensis), pulpo (Octopus sp.), róbalo (Eleginops maclovinus) etc. Todo el alimento se lo proveen del mar, en su vida terrestre no se alimentan.

Ponen un primer huevo entre Septiembre y Octubre y entre dos y cuatro días después de la primera puesta tienden a poner un segundo huevo. Los pingüinos gozan como especie de las ventajas de compartir los cuidados parentales. Ambos padres tiene un parche de incubación en la zona ventral por lo que pueden alternar los períodos de alimentación con la incubación. Sin embargo si por alguna circunstancia los dos padres abandonan el nido, los problemas vinculados a la incubación como los sobrevinientes por la acción de los predadores incrementan en forma muy significativa la mortandad entre los huevos y los pichones. En general el período de incubación varía de 38 a 42 días. En el mes de Noviembre se produce la eclosión de los huevos. En ese mes también se nota la llegada a la pingüinera de los juveniles para la muda de su plumaje. Todo el ciclo reproductivo está amenazado por peligrosos predadores como por ejemplo la gaviota cocinera (Larus dominicanus), skúas (Catharacta antartica), peludos (Chaetophractus villosus), zorros grises (Dusicyon griseus) entre otros que encuentran su labor predatoria muy facilitada si faltan los dos padres del nido.
 Con frecuencia los nidos se construyen con la cobertura brindada por cuevas o arbustos o posibles combinaciones y algunos consideran que es posible establecer una correlación entre el nivel de cobertura y el éxito reproductivo y tanto la dureza como la pendiente del sustrato pueden afectar la distribución y densidad de los nidos en cuevas. Puede haber alguna correlación entre tipo, profundidad y pendiente del área como también entre los tipos de ñidos y la composición del sustrato superficial. El hábitat puede afectar el éxito reproductivo según por ejemplo las observaciones de Gandini et.al 1997. La vegetación puede facilitar el ocultamiento de los huevos y pichones tanto ante los predadores terrestres como aéreos. También se continúa estudiando la relación entre localización dentro de la colonia y la edad así como el éxito reproductivo de los individuos y las parejas. Es posible que a mayor densidad de follaje y mayor cobertura vegetal pueda medirse mayor éxito reproductivo, lo cual se invierte con mayor distancia del mar y menor densidad. También es posible especular con una correlación entre mayor nivel de disputa por los lugares con mayor éxito reproductivo. En términos del efecto meteorológico la densidad y altura del follaje tiene un gran efecto sobre la velocidad del viento y de las ráfagas, poniendo al nido en un entorno más estables y protegido.


Cada progenitor en la época de crianza retorna de sus salidas al mar para alimentarse cada tres a cinco días y ese regreso tiene por función alimentar a su vez a los pichones alternando esa labor entre macho y hembra. Para el mes de Enero los pichones mudan de plumaje y comienzan a dejar el nido, en sus primeras excursiones al mar. La variabilidad en el éxito reproductivo esta fuertemente vinculada con la disponibilidad de alimento y claro está con los factores ambientales de origen antrópico como redes de pesca, manchas de petróleo que pueden afectar la tasa de reproducción de la especie.
 La colonia de Punta Entrada es visitada por turistas y no hay mediación de un guardaparque, por lo que se debe estar atento a la perturbación y a la intensidad de la misma, lo que genera una amplia gama de repuestas por parte de los pingüinos quedando la incógnita de cómo afecta esa perturbación antrópica el éxito reproductivo de la colonia.


IV

TIPOLOGÍA DE NIDOS



A raíz de sus estudios en Punta Tombo (Scolaro, 1978) identificaba dos tipos de nidos los de cuevas subterráneas u oquedades bajo las matas. Entendía que las cuevas subterráneas daban una mayor protección contra predadores aéreos. Pueden también los pingüinos construir una mera oquedad preferentemente bajo una mata que le sirve como un techo protector. Los nidos pueden utilizar los arbustos como albergues convenientes que resguardan a los huevos y pichones de los depredadores como por ejemplo los petreles y gaviotas. El autor entendía que la construcción de nidos, el pisoteo y las deyecciones ocasionaban una disminución en la cobertura vegetal.
 Desde muy temprano en el estudio de los pingüinos se comenzó a relacionar el tipo de nido vinculado con procesos y éxitos reproductivos. Son varias las características significativas de los nidos al momento de considerar los resultados reproductivos como es el caso de la orientación, el tipo de cobertura, la pendiente o el tipo de suelo a la hora de poder mensurar el efecto de los condicionantes del éxito reproductivo. Puede haber efectos térmicos, eólicos, pluviales que pueden incidir en el éxito reproductivo condicionados por el tipo de nido. Debido a la importancia de los nidos es que decidimos elaborar una tipología que fuera capaz de incluir a todos los nidos con sus posibles ventajas y desventajas para el éxito reproductivo de la especie.


V


DEPRESIÓN EXCAVADA


En la colonia de Punta Entrada son nidos poco frecuentes. Los pingüinos machos remueven y desplazan horizontalmente con sus patas y alas los sedimentos, generando una pequeña cavidad que no tiene cobertura contra el sol ni la lluvia y solo una mínima atenuación de la velocidad del viento. Es posible pensar en la vegetación como protección contra depredadores aéreos como en el caso de las gaviotas o skúas, sin embargo debo aclarar que a mi entender esta protección debe ser reconsiderada, porque la mayor parte de los ataques de las gaviotas son desde una posición inicial en el suelo. Parece posible especular que la falta de cobertura expone obviamente el nido a una fácil detección aérea. La forma de los nidos tiende a ser circular o ligeramente elongada, con diámetros mínimos de 45 a 60cm y máximos de entre 80 y 100cm. La profundidad es escasa con mínimos en torno a los 5cm hasta máximos de 15 a 20 cm con algunos pocos nidos que excepcionalmente llegan a los 20/30cm de profundidad. En algunos casos estos nidos son formas relictuales de nidos de cavernas que han colapsado.











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VI
CUEVAS SIN COBERTURA VEGETAL



Este segundo tipo de nido esta conformado por cuevas también excavadas por los machos en las tempranas semanas de Septiembre, aunque pueden continuar con refacciones y ajustes a lo largo del verano. Obviamente dan una mayor protección contra el sol y la lluvia aunque pueden sufrir situaciones de anegamiento cuando se dan lluvias torrenciales. También brindan protección contra el viento e indudablemente mayor protección desde el aire pero si son atacados por un predador terrestre a diferencia del nido abierto los pingüinos se encuentran acorralados contra la pared del fondo del nido. Las aberturas de los nidos son muy variables con los nidos mas pequeños con aberturas estrechas de apenas 30/40cm y otros nidos con aberturas bastante mayores de 55/65cm. Y en unas pocas ocasiones hemos medido aún mayores entradas. El largo de la cueva también es muy variable con nidos en los que apenas entra un adulto a lo largo con unos 50cm de largo y otros mucho mas holgados con largos de más de 100 cm e inclusive 110 cm. Con respecto a la altura de la abertura de la entrada hemos medido algunos realmente estrechos de apenas 15/20cm aunque es mas frecuente medidas entorno a 35/40cm. 










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VII
ARBUSTIVO


Nidos cuya estructura depende exclusivamente de un arbusto sin excavaciones significativas más allá de la oquedad resultante del tránsito de los pingüinos. Obviamente tienen con este tipo de nidos protección contra el viento y el sol con el condicionante de la tasa de intercepción de las precipitaciones en función de la densidad del follaje. Puede notarse en el nido e incluso en la periferia del mismo cierta ausencia de material suelto por lo que hay cierta actividad de remoción de obstáculos y tanto los machos como las hembras evitan las heces dentro del nido. Hay un notable amparo bajo el arbustos que presentan un follaje denso y algunos de estos arbustos miden como mínimo unos 135/145cm de alto aunque pueden tener un desarrollo vertical cercano a los 300cm. Como estamos ante el caso de un ambiente estepario, los arbustos son con frecuencia espinosos lo cual puede suponer un impedimento adicional sobre todo desde el aire porque los predadores terrestres están adaptados a los mismos. Debajo de los arbustos de mayor envergadura pueden convivir varias parejas y conformar agrupaciones de pichones para permitir un mayor relevo de los padres. En los arbustos más pequeños hemos detectado con frecuencia un solo nido.

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VIII
DEPRESIÓN CON ARBUSTO



Los machos bajo el arbusto despejan un área y excavan una oquedad. Si el arbusto es voluminoso puede haber varios nidos bajo el mismo, aunque obviamente si la planta es pequeña puede haber casos en que exista un solo nido. Incluso si la planta es de menos de 100cm de alto pueden utilizarla y excavar una depresión para ampliar el lugar disponible. Hay en algunos casos un trabajo complementario de apile de hojas o pequeñas rama en los bordes de la oquedad debajo de la planta. Las profundidades medidas han sido desde mínimos en torno a los 5/10cm y máximos en arbustos de gran envergadura, mayores de 30/35cm. El ancho de los nidos ha variado entre los 50 cm hasta los 100cm con una gran cantidad de nidos en torno a los 75/85cm.











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IX
CUEVA CON ARBUSTO



En arbustos grandes hemos observado la posibilidad de varias cuevas bajo el mismo. Ha sido posible observar el rol de las raíces consolidando los techos y paredes de las cuevas. Las aberturas de las cuevas miran hacia el perímetro exterior del arbusto. En algunas de las cuevas que hemos observado la abertura puede ser muy estrecha obligando a los pingüinos a estar con muy poca movilidad dentro del nido. Brindan obviamente la mayor protección contra la radiación solar y contra el viento siendo notable la capacidad de obstruir el flujo laminar de las ráfagas de viento, e interceptando las gotas de lluvia, contribuyendo a brindar un gran abrigo al nido. 









Las aberturas oscilan entre 35/60cm de ancho con alturas algo menores en torno a los 25/30cm.

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X
CONSIDERACIONES EPISTEMOLÓGICAS



Este trabajo supone un momento de observación, de hecho varios a lo largo de muchos años. No parece posible realizar dicha observación sin que medie una organización interna de los datos. No hay forma a-teórica de ver un objeto en el marco de un desarrollo científico. Una tipología implica un trabajo de construcción conceptual que no es reductible a la mera función fisiológica de ver algo, ni tampoco a una mera inducción agregativa.
 Las primeras visitas que tuve ocasión de realizar hace ya muchos años a pingüineras implicaron el esfuerzo de aprender a distinguir las especies, desplazamientos, edades, ciclos de reproducción, nidos etc. Solo posteriormente mediante cierta persistencia en la observación y acaso con algún atisbo de lo que Aristóteles llamaba el asombro, comenzó un proceso de distinción dentro del concepto muy general y abarcativo de nido, una percepción de las diferencias estructurales entre diversos nidos. Toda observación demanda en general cierto nivel de recurrencia de “entrenamiento”, pues observar entraña una función cognitiva compleja. Al intentar clasificar la heterogeneidad de nidos observables a partir de un concepto general de nido comienza un trabajo de discriminación capáz de elaborar rasgos distintivos para una tipología. Esto implica la construcción de conocimientos pues demanda conceptualizar de tal manera de poder reconocer lo que tienen en común para a la vez establecer lo que los especifica como tipos de nidos a los cuales se refiere el investigador por medio de enunciados observacionales.
 Hay una deconstrucción de un concepto ya existente en la bibliografía científica que es el concepto de nido sobre el cual se procedió a reconstruirlo estableciendo diferencias que permiten puntualizar las heterogeneidaes en este caso estructurales pero encuadrados dentro de la limitación funcional que se le asigna al nido entre las aves. Ciertamente los nidos se convierten así en lo que a veces se ha denominado como unidades de análisis o de estudio y la observación claramente no puede reducirse a la mera percepción visual.

La primera vez que pude visitar una pingüinera solo veía una masa de graciosos pinguïnos que se repartían en forma confusa en el espacio, deambulaban y se agrupaban de formas para el observador ingenuo por demás confusas. Hay incluso en estadio inicial un aprendizaje conceptual no solo para poder identificar al pingüino sino a la diferencia específica del de Magallanes y por supuesto entender los que es un nido y eventualmente su función. 
 La observación se carga en tanto se refina el concepto por medio de varias formas de intersubjetividad que van desde el conocimiento informal, hasta lo que pueden aportar los investigadores que conforman una comunidad científica que modela ciertos acuerdos básicos. Mi posición en este sentido es expresamente externa a la comunidad aunque compartiendo el conocimiento pues el objetivo de quién esto escribe en realidad esta vinculado a como se elabora verdad.
 Una tipología como la propuesta demanda una matriz de datos en este caso circunscriptos espacialmente a la pingüinera de Punta Entrada en la provincia de Santa Cruz con un N muy elevado fruto de las varias visitas. Sin embargo la misma tipología podría ser impugnada total o parcialmente por ejemplo estableciendo que en otro Sitio “B” es posible formular un enunciado observacional que remite a condiciones de observación similares a las formuladas por el autor pero en que aparece otro tipo de nido no reductible en sus características a uno de los tipos esbozados en este trabajo. Incluso se podría reclamar cierta limitación del autor porque se podría descubrir otro tipo de nido que la impericia o negligencia de quién esto escribe no pudo encontrar o lo mas sencillo descartarlo en nombre de una falacia de autoridad. 
 Como diseño de investigación lo que se planteaba en este trabajo era discriminar que el concepto nido esconde en realidad una heterogeneidad en sus conformaciones que pueden ser significativas. Pero aquí surge la duda de porqué hacer una tipología, acaso no pueda impedirse a un investigador que realice todas las clasificaciones que desee, incluso en los momento en que la inspiración escasea y la necesidad de publicar apremia, pero en esta circunstancia ha habido una duda y es si el éxito reproductivo no guarda cierta relación con las condiciones estructurales de los nidos y en todo caso que tipo de funcionalidades es posible detectar en los machos que construyen los diversos tipos de nidos. Esta pregunta nos puede ubicar entonces en el camino de un diseño de investigación en el cual parece necesario poder establecer cierta diferenciación en los tipos de nidos para poder eventualmente postular e incluso medir diversos éxitos reproductivos.
 Sin embargo no hay forma de postular una hegemonía de una clasificación pues puede haber una proyección antropológica, social y cultural en las características que se han considerado al momento de determinar las diferencias y bien podría un investigador encontrar que algunas de ellas no son significativas y que en realidad la perspectiva acerca del mundo del pingüino de Magallanes no es la del homínido que lo esta observando.

En un diseño de investigación la tipología podría operar en función de considerarla como variable independiente suponiendo a la tasa de éxito reproductivo como dependiente. No solo la percepción del mundo social es pluridimensional, agonal y constructivo, la misma asignación de la idea de habitat en el caso del pingüino y la selección de las variables estructurales supuestamente significativas en la construcción de un nido también pueden esconder conceptualizaciones socioculturales. Recordemos que C. Darwin y A. Wallace obtienen la conceptualización articuladora entre evolución (cambio) y selección de un economista como T. Malthus. Con frecuencia se habla de Darwinismo Social cuando en realidad lo que hubo fue librecambismo biológico.
 Es por tanto comprensible pensar que los datos que se han obtenido para esta tipología son resultado de observaciones conceptualmente estructuradas, formuladas por alguien que expresamente se encuentra por fuera de los cánones comunitarios de los investigadores y que lo presenta por un canal no ajustado a la estricta y estandarizada dogmática académica que se demanda en la actualidad. En un sentido muy inmediato la pregunta inicial era en torno a la diversidad de nidos, pero esto puede a su vez ser resignificado en varios sentidos como en el caso de un diseño de correlación entre éxito reproductivo y tipos de nido y en este caso como forma de reflexionar sobre enunciados observacionales.

Bibliografía

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