La teoría del valor en las costas de Bahía Buen Suceso, Tierra del Fuego
Roberto Hilson Foot

La aplicación de la teoría del valor a los intercambios entre europeos y pueblos originarios en Tierra del Fuego.

Investigación y trabajo de campo:

Península Mitre (2010)
Daniel Bruno
Sebastián Bradley
Florencia Campetella
Juan Manuel Botello
Ignacio Amalvy Degreef
Roberto Hilson Foot

Fotografías:
Roberto Hilson Foot (2010)

Agradecimientos:
Al personal del destacamento de Bahía de Buen Suceso.

Bibliografía

I
Introducción

A lo largo del siglo XVII los contornos de la Tierra del Fuego comenzaron a ser delineados con más precisión por los cartógrafos europeos. La información utilizada provenía del creciente número de expediciones que se aventuraban por los hostiles mares del sur. Algunas de esas expediciones tuvieron consecuencias cartográficas y toponímicas así como geográficas muy perdurables, por lo que a modo de ejemplo mencionaremos en primer término, la expedición organizada por Isaac Le Maire y financiada por la Compañía Austral-(por Australia) desde la ciudad de Hoorn, dirigida por el hijo de Isaac, (Jacobo) Jaques Le Maire, quienes partieron con las embarcaciones “Hoorn” y “Eendracht” guiados por los también hermanos Jan y Willem Schouten en 1615 hacia los mares del sur. En Enero de 1616 los holandeses bautizaron la parte oriental de Tierra del Fuego como Mauritius Land y frente a la misma dieron nombre a la Staten Island. Navegaron a lo largo de la margen oriental de la isla grande y denominaron al estrecho como de Le Maire.

A los pocos años patrocinada por Felipe III, la corona española despacha una expedición tras los pasos de los descubrimientos Holandeses y designa a los hermanos Nodal para comandarla. Bartolomé y Gonzalo zarpan junto a sus tripulaciones en Septiembre de 1618 al mando de dos carabelas, “Nuestra Señora de Atocha” y “Nuestra Señora del Buen Suceso”, de 80 toneladas y una tripulación de cuarenta miembros cada una. El piloto cosmógrafo era Diego Ramírez de Arellano y gracias tanto a su pericia como al comando de los hermanos Nodal llegan sin mayores contratiempos a las costas de la Tierra del Fuego en Enero de 1619, ingresando entre otros lugares a la Bahía del Buen Suceso a la cual dan nombre inspirados en su ágil navío. Allí en el fondo de la Bahía tienen el primer contacto con los Haush, luego de su desembarco el 23 de Enero de 1619. Los navegantes tendrán seis días en la Bahía para interactuar con los pobladores locales de la etnia Haush.

Esas exploraciones tuvieron un considerable impacto en el conocimiento y la representación cartográfica de la Tierra del Fuego. Paulatinamente a lo largo de los siglos XVII y XVIII la calidad de la cartografía logró sustanciales mejoras como por ejemplo puede apreciarse en el:

– Mapa de Janson de 1650-1651. Elaborado por Jan o Johannes o incluso Jansoniss traducido por los ingleses como Jan Janssoon o en su versión latinizada como Janssonium, quién había nacido en Arnhem en 1588 y murió en Ámsterdam en 1664. Este cartógrafo dibuja la margen oriental de la Tierra del Fuego a la que denomina como “Mauritius Landt” al norte, y a la isla de “Staten Lant” frente a la bahía del “Buon Suces” a 56º de latitud sur, utilizando la información aportada entre otros por la expedición de Le Maire y Schouten.

– Unos pocos años después se publica el mapa de Nicolás Sanson, nacido en Abbeville en 1600, quién fuera luego educado por los jesuitas en Amiens. Fue el autor de “Cartes générales de toutes les parties du monde” editado en la ciudad de Paris. Posteriormente en 1657-58 presenta la carta de “Destroit de Magellan, Terre et Isles Magellaniques”. En la misma ubica a la bahía Buen Suceso al sur de “Maurice land”, pero al OSO de la isla de Staten Land o sea en una posición relativa que no se condice con la posición en que la dibujamos actualmente. A la bahía de Buen Suceso la ubica a 55º latitud sur, con bastante aproximación a los valores que manejamos en la actualidad.

Pero sin duda la cartografía y la geografía se beneficiaron extraordinariamente de los viaje de James Cook (1728-1779) pues se dio un gran salto cualitativo con respecto a las elaboraciones del siglo XVI y XVII, e incluso de lo que se había avanzado en la primera mitad del siglo XVIII. Al mando de la “Endeavour” zarpan de Plymouth en Agosto de 1768, recalando en Enero de 1769 en la Bahía del Buen Suceso. Una de las grandes ventajas de esta expedición es el haber podido contar con los relojes que permitían determinar el valor de la longitud, mejorando notablemente la determinación de rumbos y los mapas. Fue John Harrison (1693-1776) a los 35 años quién decidió dedicar sus esfuerzos a resolver el problema de la longitud en los viajes transoceánicos. El primer modelo de reloj conocido como el H1 de 63 cm de altura no era todo lo portátil que se pretendía sobre todo por pesar más de 30Kg. Los relojes de Harrison reemplazaron los péndulos que no podían usarse con el rolar de las naves por las olas en los viajes a ultramar, por un sistema de contrapesos y resortes. En 1739 terminó el H2 y recién en 1759 el H4 de menos de 2Kg de peso, modelo disponible a la hora de la expedición de Cook. La primera expedición del Capitán Cook fue entre 1768 y 1771, en la que contó con el apoyo del Almirantazgo, la Real Sociedad y el Tesoro. Al tomar tierra en el verano de 1769 en la Bahía del Buen Suceso los miembros de la expedición encontraron aborígenes cubiertos con pieles de focas y de guanaco, los que conocemos como Haush, con quienes entablaron una cordial relación a pesar de las consideraciones negativas que formulan sobre ellos. Relatan que habiendo una partida penetrado demasiado en el interior debieron vivaquear perdiendo la vida algunos miembros de la expedición por las duras condiciones climáticas, a pesar de ser verano. El domingo 15 de Enero de 1769 la expedición de Cook había anclado en la Bahía del Buen Suceso y ese mismo día habiendo desembarcado proceden a los intercambios o repartos de lo que llaman “cuentas y cintas” que obviamente los europeos no consideran de mucho valor, pero que informan que fueron gratamente recibidos por los indígenas. En general a lo largo de todo el relato tienen una actitud de desprecio por los nativos, que describen como faltos de interés y curiosidad y como la gente más desheredada y mísera además de la más obtusa entre los humanos denominándolos como verdaderos parias de la naturaleza. Entienden que son un pueblo con muy escasos deseos por lo que es probable que esos pocos y muy elementales deseos se les cumplan y puedan de esa manera no vivir pendientes de la insatisfacción propia y característica de la sociedad de consumo que estaban modelando los europeos. Ciento cincuenta años antes, un 22 de Enero de 1619 habían ingresado a la Bahía del Buen Suceso las dos carabelas de la expedición de los Hermanos Nodal. Describen en la “Relación del viaje que por orden de su majestad y acuerdo del real Consejo de Indias, hicieron los Capitanes Bartolomé García de Nodal y Gonzalo de Nodal, hermanos naturales de Pontevedra”, fechada en 1621, ese ingreso a la bahía que describen como de limpio y buen fondo. Relatan haber hallado mucha cantidad de agua y leña, y la recolección de abundantes sardinas en las playas. El 23 de Enero bajan a tierra a la que presentan como áspera y fangosa y tal como leemos en los relatos de Cook encontraron a ocho indígenas con los que pacíficamente trocaron cueros por un capote, dando cuenta además que entregaban entre otras cosas cuentas de vidrio lo que en general llaman niñerías. Permanecen en la bahía el jueves 24, viernes 25 y el sábado 26 se desata el mal tiempo, volviendo a navegar recién el domingo 27 de Enero de 1619, luego de haber tenido una pacífica relación de intercambios con los Haush, los cuales habrían aceptado gustosamente las “niñerías” dadas por los europeos. Tanto en el siglo XVII como en el XVII en la bahía de Buen Suceso se dan situaciones de intercambio entre los exploradores europeos y los Haush, en los que implícitamente los europeos comercian sabiendo que los valores asignados a los objetos del intercambio tienen otro valor en cuanto se imponen las condiciones de producción y mercado de los poderes coloniales, por lo que el valor de uso y el valor intrínseco de los bienes comerciados sufren una resignificación en función de la sobre determinación impuesta por las potencias coloniales.

II
Bahía Buen Suceso

El lugar donde tuvieron lugar estos acontecimientos es la Bahía Buen Suceso en la Tierra del Fuego, que tiene una amplitud máxima de marea en sicigia de 2,36 m y media de 1,49 m con un régimen de mareas de desigualdades diurnas. Desde el Morro Norte hasta el Morro Sur hay 4400 m en línea recta y desde esa línea hasta el fondo de la bahía hemos medido 3400 m. Entre la Baliza Martins López y el Faro Buen Suceso hay 3300 m según nuestros cálculos. La costa es escarpada con un bosque muy cerrado que hizo muy difícil nuestro tránsito por la misma. Visitamos esta bahía en Enero de 2010 llegando desde norte teniendo que sortear el escarpado Morro Norte que por la altura de marea tuvimos que remontar para luego con marea más baja transitar por la zona del pie de los acantilados de difícil andar por las irregularidades generadas por la gran cantidad de rocas que obstruyen el paso. Está protegida de los vientos del norte, oeste y sur pero puede tener un oleaje fuerte con vientos del E y ESE. La cartografía del SHN indica una profundidad de entre 13 y 15 m en la zona de boya de fondeadero con un fondo de arenas finas y conchilla. La playa tiene unos 1300 m de extensión con la desembocadura del río Bove cerca del extremo Norte que suele sufrir oscilaciones en su caudal por la acción de los castores por lo menos desde la década de 1980 y el aporte de otro curso de agua permanente que desemboca recostado sobre la margen sur de la bahía. Hay unos 1100m de terreno arenoso entre los dos cursos de agua, con un ancho de playa de 120 m. Las arenas son de origen glaciar y los estratos rocosos sobre las márgenes de la bahía generan deslizamientos. El relativo reparo del viento por lo menos desde el oeste ha permitido una acumulación de arena con una cresta de berma a unos 75m de la línea de la bajamar.

La península en la que se encuentra la bahía se llama Mitre por la denominación dada por J. Popper (1857-1893) en honor al presidente Bartolomé Mitre. Desde el punto de vista geológico tanto en la Caleta San Mauricio como en la Bahía Buen Suceso es posible encontrar fangositas o sea rocas sedimentarias finas y areniscas limosas, bastante compactas con tonos grises oscuros. En los estratos se encuentran invertebrados fósiles y bivalvos fósiles. En la margen norte de la Bahía afloran pizarras entiéndase que son rocas metamórficas formadas por la compactación de arcillas y lutitas o sea rocas sedimentarias detríticas carbonosas. En la margen sur de la bahía, afloran pelitas grises, fangositas calcáreas así como calizas de tipo arcillosas con una estratificación poco marcada de colores grises oscuros, diaclasadas o sea fracturadas con ligeros desplazamientos. En general puede decirse que las rocas de la bahía Buen Suceso se encuentran plegadas con anticlinales y sinclinales buzantes o sea inclinadas en relación con la horizontal, ligeramente asimétricos. Encontramos también lutitas con pirita en venillas muy delgadas que se extienden al sur hacia los Montes Negros que recorrimos en Enero de 2010 luego de una difícil salida hacia el sur por la costa desde la bahía Buen Suceso llegando luego de dos días muy arduos y no exentos de peligros hasta la Ensenada Patagones, desde donde luego de soportar 36 horas consecutivas de lluvia ascendimos hasta los picos mas altos para cruzar la cadena de montañas hacia la Bahía Valentín. En esa zona es posible encontrar afloramientos de rocas sedimentarias y rocas con evidencia de metamorfismo de bajo grado. En los Montes Negros al sur de Bahía Buen Suceso encontramos pórfiros riolíticos, o sea de estructura porfídica y composición riolítica equivalente volcánico del granito pero con textura afanítica.

En los siglos XVII y XVIII al momento de los primeros contactos con los europeos estos parajes estaban habitados por los grupos que llamamos Haush. Estos grupos originarios, son también conocidos como Manneken, Menekenk o Aush que eran gentilicios que se aplicaban a sí mismos y que vivían en lo que hoy llamamos Península Mitre o sea el extremo sud este de la isla grande de Tierra del Fuego. Los Selk’nam los llamaban los Winteka o sea los del este y la lengua de los habitantes de la denominada posteriormente como península Mitre era prácticamente ininteligible para los Selk’nam. Los Haush probablemente se dividieran en cerca de diez grupos diferenciados con fuertes vínculos familiares ocupando zonas costeras desde el cabo san Pablo hacia el sur hasta probablemente la zona entre Bahía Aguirre y el Río López. Posiblemente optaban por campamentos base más o menos estables desde donde se movían para cazar, en ciclos propios de un nomadismo estacional. Dependían para su alimentación sobre todo de los recursos costeros. Se estima que para fines del siglo XIX apenas quedaban unos 70 representantes y en la generación siguiente ya en el siglo XX la población se había reducido a solo 10 sobrevivientes. En 1887 se instala una subprefectura en Bahía Buen Suceso que toma contacto con los últimos Haush. Para la década del 30 del siglo XX puede considerarse que la población había desaparecido por completo, sin descartar algunas mezclas con los Selk´nam. Se supone que la lengua era del complejo Tehuelche más emparentada con los Selk´nam aunque estos no lograran entenderla, que con los Yamanas del sur.

III
Concepción del valor en W. Petty

Al momento de las navegaciones tanto de los hermanos Nodal en el siglo XVII como de J. Cook en el siglo XVIII distintos economistas lentamente estaban avocados entre otros temas a desarrollar una explicación de la teoría del valor tema que nos interesa considerar en su dinámica colonial. Entre estos teóricos se destaca William Petty que nació en Romsey (con demasiada frecuencia escrito erróneamente Romsay) que los locales pronuncian como Rumsey en Hampshire a unos trece kilómetros al noroeste de Southhampton en el sur de Inglaterra. En 1607 unos pocos años antes del nacimiento de William, el rey Jacobo I Estuardo, le había reconocido al pueblo la calidad de “borough” habilitando a la población de aproximadamente 2000 habitantes a tener una primera forma de división administrativa y autogobierno. El nacimiento de William se produjo el 26 de Mayo de 1623. Su familia atravesó diversos avatares políticos y económicos por lo que durante su infancia y juventud cambió de residencia varias veces, lo que le permitió el acceso a una variada educación que incluyo un año de estudios con los Jesuitas. Realizó estudios universitarios de anatomía y medicina (también fue la profesión del fisiócrata F.Quesnay) en la Universidad de Oxford, aunque también estudió tanto en Francia como Holanda en donde fue por un tiempo secretario, amigo y confidente de Thomas Hobbes. Fue cirujano del ejército de O.Cromwell en Irlanda, llegando a ser el médico personal del comandante con un sueldo de 400₤. Recibió posteriormente tierras en Irlanda como forma de pago por sus servicios como agrimensor de las zonas recientemente dominadas a sangre y fuego por las tropas inglesas, y se hizo a raíz de su condición de terrateniente un hombre de una gran fortuna durante el Protectorado y el Commonwealth. Durante la restauración de los Estuardo contó con el apoyo de James Butler, Duque de Ormonde (1610-1688) (que incorrectamente se suele escribir sin la e final), uno de los hombres más poderosos en Irlanda en ese entonces, que había comandado sin éxito las fuerzas realistas contra el “New Model Army” en la campaña de Irlanda. A raíz de la derrota militar tuvo que vivir sus años de exilio en la década de 1650 en Francia para regresar a Inglaterra con la restauración. Gracias a esa protección y sin duda a la habilidad política de Petty el rey Carlos II lo nombra caballero en 1661. En 1660-61 se contó entre el grupo fundador de la Royal Society. Fue virulentamente anticlerical y no era partidario de la tolerancia. A su vez estaba imbuido de las nuevas ideas de la filosofía natural. El rey Jacobo II también lo tuvo en buena consideración. Petty muere antes de la gloriosa revolución en 1687 a los 64 años en Londres. Entre sus principales obras económicas podemos enumerar:

“Treatise of Taxes and Contributions”, 1662.

“Political Arithmetick”, de 1672-76 pero publicado recién en1690-91.

“Verbum Sapienti”, 1664-65, publicado en 1691.

“Quantulumcunque Concerning Money”, 1682, publicado 1695.

La teoría del valor de William Petty distingue entre un valor natural o que puede pensarse como interno, que se obtiene por las cantidades de tierra, metafóricamente referida en sus escritos como la madre y el trabajo al que denomina como el padre del valor, “labour is the father and land the mother of wealth”. Este primer valor de tipo intrínseco, puede entenderse como el costo de producir los bienes, o sea los gastos en que se debe incurrir para poder elaborar bienes incluyendo una consideración importante al tiempo requerido para producir esos bienes como una variable de significativa incidencia en el valor. La segunda dimensión del valor está en lo que llama valor político o precio político. Es un valor extrínseco o accidental que se obtiene por el promedio del mercado o sea por los precios negociados en el mercado. Depende por tanto de los intermediarios del comercio, o sea de los oferentes y demandantes, pero está sin duda condicionado por el modo de vida de los que negocian y las necesidades y costumbres de la sociedad en la que se realiza la compraventa.

Estas consideraciones sobre el valor son propias del siglo XVII y se enmarcan en la idea de la existencia de un orden económico y social análogo al que elaboraba la física por aquellos tiempos, con los asuntos económicos gobernados por leyes trascendentales las que el hombre podía conocer, pero no alterar pues eran parte de un orden natural. Los exploradores y conquistadores españoles o ingleses que recorrían las costas del mundo se estaban formando en las categorías de esta incipiente economía política y es el esquema mental que comenzaba a despuntar en la modernidad ilustrada, por lo que claramente los Europeos eran conscientes de estar obteniendo en términos de valor una ventaja en los intercambios “libres” por poder resignificar y sobre determinar a posteriori nuevos valores a los objetos intercambiados.

IV
Concepción del valor en R. Cantillon

En el siglo XVIII, el siglo de los viajes de J.Cook la temática del valor continuó siendo estudiada por los economistas y sin duda uno de los principales teóricos fue Richard Cantillon, el autor del “Ensayo sobre la naturaleza del comercio en general”, que en el Capítulo X del libro Primero, que lleva por título “El precio y el valor intrínseco de una cosa en general es la medida de la tierra y del trabajo que interviene en su producción”, expone su teoría del valor en la década de 1730. Tal como lo anticipa el título, el valor depende de la cantidad de tierra y de trabajo que se requieren para producir un bien. Esto lo denomina como un precio o valor intrínseco. El autor considera la fertilidad de la tierra y la calidad del trabajo por lo que hay una de las primeras consideraciones hacia la productividad de los factores de producción.

Por otro lado la venta en el mercado de esos bienes no coincide en su valor con el intrínseco por lo que Cantillón presenta la idea de un valor de cambio que depende del humor y de lo que llama la fantasía de los hombres y del consumo que de tales productos se hace. Jamás existe variación en los valores intrínsecos de los bienes, pero ello no impide variaciones diarias o permanentes en los precios de mercado. La tierra es la materia y el trabajo la forma de las mercancías, pero la cantidad de trabajo o de recursos no garantiza su precio de mercado. El valor real o intrínseco de los metales como el de todas las cosas esta determinado por la cantidad de tierra entiéndase materias primas y de trabajo necesario para producirlos. Los precios se van fijando en los mercados de acuerdo con las proporciones de los artículos que se ofrecen a la venta y la disponibilidad de dinero para comprarlos. La abundancia de dinero tiende a encarecer todo, y es obvio para el autor que el valor de cambio no tiene que ver con un precio justo. Para mediados del siglo XVIII se había por tanto consolidado el la economía clásica una teoría del valor, que defendía una doble dimensión del valor con la posibilidad de establecer antes de la interacción del mercado el valor de un bien aunque debiendo someterse a los avatares de la oferta y demanda para poder establecer los valores de intercambio.

V
El valor depende del marco normativo y de relaciones de poder

La exploración y conquista del mundo por parte de las potencias europeas a partir del siglo XV implicaba la imposición de pautas de producción, consumo y determinación del valor de los bienes y servicios, que reflejaban las condiciones sociales de producción de los países dominadores. El mundo social que imponían, implicaba un orden constituido por un poder colonial con capacidad de estructurar un ordenamiento político y jurídico de dominación. Ese orden histórico, atravesado por la historicidad misma de las formas sociales de dominación y producción propias de la acumulación originaria del capitalismo, dependía en gran medida de la violencia y la capacidad tecnológica así como del poder militar de los que dominaron al mundo en esos siglos, pues el poder siempre tuvo una dimensión de implacable violencia.

El modelo de librecambio que nace en los siglos XVII y XVIII y persiste aún hoy en día a pesar de sus consuetudinarios fracasos, se basa en el supuesto antropológico de un sujeto maximizador de beneficios que libremente decide la asignación de recursos en el mercado. En su corolario contemporáneo, la teoría defendida por monetaristas, neoliberales, catalácticos de la escuela Austríaca entre otros, al formular su teoría del valor renuncian a toda dimensión material u objetiva del mismo para conservar el concepto del valor solo vinculado a los deseos libres de los ofertantes y demandantes. Si aplicamos estas categorías a los intercambios ocurridos en Bahía Buen Suceso y en todas las costas de América, África y Oceanía, bajo los poderes coloniales en la etapa de acumulación originaria encontramos que en principio esos intercambios de “niñerías” y “espejitos de colores”, por oro, pieles, plata etc. parecen respetar las condiciones de legitimación para el intercambio establecido por los defensores del libre mercado pues son intercambios “libres” y “voluntarios” dentro del esquema antropológico del modelo capitalista. Los pueblos originarios en estos escenarios (no sería el caso si media violencia física) proceden a intercambiar voluntariamente sus pieles o metales a cambio de las “niñerías”. Desde el paradigma neoliberal están dadas y se respetan las condiciones de intercambio libre y estos pensadores deben legitimar el proceder de los colonizadores europeos. Podrían intentar una exculpación del proceder de los colonizadores por medio del argumento de que no se cumple con el requisito de conocimiento perfecto que tienen los sujetos maximizadotes en el modelo de librecambio, sin embargo toda aclaración sobre el modelo establece que ese conocimiento perfecto es de cumplimiento imposible pues demanda una ubicuidad que ningún ser humano puede tener. Entendamos entonces que los defensores del librecambio deben legitimar estos actos como propios de un libre intercambio de sujetos maximizadores. Sin embargo a partir de este corolario me permito observar que las condiciones puntuales del intercambio están en realidad sobredeterminadas por la capacidad de las relaciones sociales de dominación para imponer el valor más allá de la situación puntual de lugar y tiempo. Son esas formas determinantes las que terminan resignificando la asignación de valor que los sujetos “pactaron” originalmente a los bienes intercambiados. Adicionalmente conviene tener en cuenta que la idea delineada por K. Marx (1818-1883) acerca de que es la utilidad de una cosa la que hace de ella un valor que llama de uso. En las situaciones históricas consideradas en este artículo debe sin embargo esta idea ser enmarcada por las variaciones ocasionadas por significaciones culturales heterogéneas acerca del uso de ciertos objetos. Adicionalmente debemos atender a la revalorización de los bienes y de la situación de sobredeterminación y por tanto de resignificación del valor, en función de un sistema colonial que impone sus pautas. Cuando K. Marx describe la forma más simple de relación del valor que es la que existe entre una mercancía y otra mercancía de especies distintas, asume algo que no se da en el entorno del nuevo mundo y es que la situación enfrenta pautas culturales de usos de bienes y escalas de valor distintas. En el caso que estamos analizando que entendemos que es extensible a muchas prácticas del capitalismo contemporáneo, la determinación del valor de los respectivos objetos se hace en condiciones “libres y voluntarias” pero la capacidad y poder de la Europa expansiva y colonial es capaz de sobre determinar y resignificar de forma objetiva imponiendo el “verdadero” valor de los bienes intercambiados. Al denunciar Marx el carácter fetichista de la mercancía y el desarrollo de la concepción subjetiva del valor nos habilita a entender en el mundo contemporáneo la multiplicación exponencial de los valores financieros sin respaldo alguno en la producción de bienes. En el caso de la relación con los Haush una concepción subjetiva del valor permite la expoliación de los dominados sin tener herramientas teóricas para poder defenderlos de la explotación. La mera idea de disputar el valor en función de la determinación de un precio justo por ejemplo para los artesanos del tercer mundo en el siglo XXI requiere rechazar la idea de circunscribir el valor a la mera subjetividad del intercambio en el mercado o sea una impugnación tanto de la concepción subjetiva del valor como de la antropología subyacente. Recordemos que lo que se presenta en “Das Kapital” (1867), como la forma fantasmagórica o mágica de relación entre cosas en realidad es una relación de poder entre actores sociales. En capítulo III del libro primero Marx nos ayuda a invalidar tanto la valorización contemporánea del capital financiero como los intercambios espurios y abusivos de las potencias coloniales al afirmar que la forma del precio habilita a una incongruencia cuantitativa entre valor y precio. Es posible por tanto que una cosa tenga formalmente precio sin por ello tener valor o sea por ejemplo lo que ocurre en el mundo del siglo XXI con las acciones, bonos y todas las herramientas que han permitido la valorización exponencial del capital financiero que cuadruplican el valor total del PBI mundial o en el pasado las “niñerías y espejitos de colores” con los que los colonizadores estafaban a los aborígenes, pues tenían en claro de acuerdo al desarrollo de la teoría del valor que el valor intrínseco o de producción y el valor de cambio en los contextos dominantes no correspondían con los utilizados en las costas del nuevo mundo. La verdadera riqueza o dicho en términos de Aristóteles ὁ ἀληθινός πλουτος no eran la que imponían a sus precios de explotación.

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