Faro San Gonzalo
Roberto Hilson Foot

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Faro ubicado en la punta Kinnaird.

Investigación y trabajo de campo:

Expedición Canal de Beagle: Enero 2000
Roberto Hilson Foot

Expedición Costa Sur de Tierra del Fuego: Enero 2009
Tomás Bradley
Juan Manuel Botello
Sebastián Bradley
Daniel Bruno
Ignacio Amalvy Degreef
Roberto Hilson Foot

Expedición Península Mitre: Diciembre 2009 – Enero 2010
Juan Manuel Botello
Sebastián Bradley
Florencia Campetella
Ignacio Amalvy Degreef
Daniel Bruno
Roberto Hilson Foot

Fotografías:

Agradecimientos:
Al “Pati” Vargas que nos recordó que no debemos darnos por vencidos ni aún vencidos.

Bibliografía

I

El faro San Gonzalo se encuentra ubicado en la Punta Kinnaird a 54º 58´ S y 65º 58´ O. en el departamento de Ushuaia, perteneciente a la provincia de Tierra del Fuego. El toponímico probablemente se deba al nombre del capitán Gonzalo Nodal que comandaba una de las naves de la expedición conocida como de los hermanos Nodal que en Enero y Febrero de 1619 recorrieron las costas del SE de Tierra del Fuego. Probablemente el primer nombre otorgado a la bahía luego llamada Aguirre haya sido San Gonzalo y también nominaron el cabo como San Gonzalo, nombre conservado hoy en día, aunque la punta se denomina en la actualidad Kinnaird. Siendo la toponímica dinámica es casi seguro que la bahía haya perdido el primer nombre otorgado por los conquistadores.

Por su ubicación el faro responde a la idea rectora en torno a los faros como estructuras que soportan una luz en puntos elevados de la costa con la función de guiar y prevenir a los navegantes, posibilitando la referenciación. La carta H-419 A del Servicio de Hidrografía Naval señala una extendida zona de rocas hacia el SSE de Pta Kinnaird y Pta Curaru y un peligroso núcleo de restingas hacia el NE del faro con el nombre de restinga San Gonzalo. El informe del parte de navegación de la nave Alférez Mackinlay de 1928-29, explicaba que el lugar elegido para la construcción del faro es sobre la piedra que forma una excelente plataforma para la estructura con la clara intención de lograr la visibilidad que permitiera a los navegantes tomar recaudos ante las amenazas para las naves.

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II

El Faro San Gonzalo fue librado al servicio el 20 de Diciembre de 1928, señala como adelantáramos el cabo y las peligrosas rocas que amenazan la navegación hacia y desde Bahía Aguirre. Fue necesario construir sobre el borde sur de la piedra dos pilares de mampostería, de forma piramidal de 2 m de altura por 1.6 m de base inferior y 0.8 m de base superior. La distancia desde la línea de costa es de 80m. La casilla fue construida en un lugar abrigado, cercano al único lugar de desembarco a unos 275m del faro. La primera característica era de luz B.Des. c/10s. (38m). En la edición de 1930 de Faros y Señales del Ministerio de Marina aparece este faro recientemente terminado con el Nº de orden 521 y se lo describe con luz blanca con un aparato luminoso AGA, con un período de 10 s con 0.5s de luz y 9.5 de eclipse y un destellador K-130 de 60 litros. Se le instaló un quemador de tres picos de 20 litros cada uno y dos picos pilotos, ubicando el plano focal a 57.9 m, sobre un armazón cuadrangular de hierro con plataforma superior y barandilla. Se indica que las tres caras que miran al mar se hallan revestidas por chapas horizontales pintadas alternadamente de blanco y negro, para lo cual se llevaron 5 Kg. de pintura blanca para una superficie estimada en 25m2 y 15 Kg. de pintura negra para 15 m2. La separación entre las chapas era de 0.30m y eran seis por cara, tres blancas y tres negras alternadas con una altura de 6.8m para la estructura. En el momento de su construcción recibió dos manos de pintura negra incluyendo los pilares de la base. El aparato luminoso era un tambor dióptrico de 300m/m de diámetro y 360º, con farola correspondiente. Las cañerías que unen los acumuladores con la farola tenían 290m de largo y fueron enterradas en el suelo. Parte de esa cañería había sido usada y retirada del faro Buen Suceso, y sería con los años fuente de permanentes problemas. Por medio del servicio Radioeléctrico el Comandante de la nave Alférez Mackinlay, el Teniente de navío Carlos M. Sciurano, informa que se libró al servicio el 20 de Diciembre de 1928.

Casi de inmediato comenzó a mostrar problemas por picaduras en los caños, adicionalmente algunos navegantes notaron que era poco visible al confundirse con la costa, incluso se notó que la característica tendía a no coincidir con la consignada. Para 1931 presentaba problemas operativos y hubo que cambiar válvulas. En Marzo de 1931 se informa que estaba apagado con los acumuladores descargados. Al año siguiente se informa del deterioro y del avance del óxido en la estructura. En Abril de 1936 se llevan adelante tareas de mantenimiento. En 1937 se cambia la farola tarea a cargo del Guardiamarina Orlando Argento con la ayuda de 1 mecánico, 1 ayudante, 1 carpintero, 1 herrero, 3 marineros y un total de nueve horas de intenso trabajo en las que también se pintó la base del asiento de la farola. La farola colocada era la L 300 A Nº 377 con patente Dalem, con destellador K 130 Nº 7788, un reductor con Nº 5151 y un óptico AGA 300mm Nº 3004. Para el año 1938 estaba otra vez apagado. En 1940 se pintó la casilla, torre y farola para intentar aplacar los efectos corrosivos del clima, la salinidad del mar y la acidez de la turba. En 1944 se informa nuevamente que estaba apagado, y al inspeccionarlo se detectó una posible explosión de gas, con gran cantidad de agua en el interior de la farola. Por esta razón en Diciembre de 1944 bajo el comando del Tte. de Fragata Julio H. Fusoni y el mecánico auxiliar Alfredo Yop se cambia la farola. En Febrero d 1951 se realizó un trabajo de recambio y mantenimiento observándose el mal estado de la estructura afectada por el óxido y la urgente necesidad de cambiar las tuberías. En Marzo de 1952 se llevó adelante un trabajo de rasqueteado y pintura, aunque no se consideró necesario en ese momento cambiar las tuberías. En 1955 el faro volvió a apagarse con problemas de caños perforados y para 1957 se informa nuevamente del deterioro del faro con graves problemas de óxido.

El Derrotero Argentino de 1955 describía al faro como de armazón cuadrangular de hierro, con plataforma superior y barandilla, revestida con chapas y pintada a fajas horizontales blancas y negras alternadas. Indicaba su ubicación en la punta Kinnaird que distaba 8.5 millas del Cabo Hall, marcando los límites de la boca de la Bahía Aguirre.

El informe de Enero de 1970 da cuenta de un avanzado estado de oxidación, con deterioro de los pilares y con la firma del ing. en construcciones Miguel Ángel Torelli la recomendación de reconstruir el faro.

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III

La toponimia es una disciplina que estudia los nombres geográficos y en este caso la denominación hunde sus raíces en el proceso de exploración y conquista de los siglos XVI y XVII. Hacemos notar que por un lado ya no tenemos el nombre original dado por los Yamanas, y que la primera toponimia de los navegantes europeos “San Gonzalo” probablemente refería a lo que hoy en día conocemos como Aguirre. Estos fueron durante muchas décadas del siglo XX los pagos de Pedro Ostoich, quién vivió en la zona muchos años hasta que su mujer enfermó y tuvieron que emigrar. Un hombre asombroso que regresó al faro a los 88 años. Esto lo logró a pie y atravesando ríos caudalosos y terrenos que por haber recorrido varias veces sabemos de lo hostiles que pueden ser, dejando una placa en homenaje a su compañera que decía “a la guapeza de la primera pobladora del Faro San Gonzalo”, sin duda un justo homenaje.

Para 1961 el faro mantenía el número internacional de G, letra que precede al número de cuatro cifras 1288. Tenía una luz blanca a destellos. Recordemos que la característica de los faros puede ser de diversos particularidades, pueden ser de luz fija, o a destellos, o a grupos de destellos, otra opción es que sea a ocultación o a grupo de ocultación o con isofases o sea cuando el destello es igual al eclipse. En el caso del faro san Gonzalo era a destello con un período de luz de 10s con luz 0.5s y eclipse 9.5s con un tipo de aparato luminoso en la vieja estructura de acetileno y una potencia luminosa en bujías Hefner de 600, lo que permitía un alcance de 12,5millas.

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IV

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En 1970 se lo reconstruye al faro ante el grave deterioro de la estructura. El transporte A.R.A. “BAHÍA AGUIRRE” es movilizado hasta Ushuaia y desde allí el traslado hasta el cabo se hizo a bordo del Aviso A.R.A. “GOYENA”. Desembarcan el 23 de Abril desarmando el viejo faro en poco más de un día. Se construye, pone en servicio y se habilita el nuevo faro el 4 de Mayo de 1970 bajo el comando de Manuel G. Videla Tte. de navío. La descripción informa de una torre nueva tronco piramidal de hierro con franjas rojas y amarillas horizontales con 7 metros de altura y un alcance óptico de 7,2 millas.

A partir de Abril de 1983 el nuevo faro fue alimentado por energía fotovoltaica con paneles solares reemplazando la primitiva fuente de alimentación a gas. Sin embargo al ser un lugar de violentas tempestades con efectos corrosivos por el frío, la humedad, la acidez de la turba y la salinidad del mar la estructura construida en 1970 solo logó resistir poco más de treinta años. En 2003 se procedió al reemplazo de la estructura por una torre cilíndrica verde y blanca con una altura de 4,50m. Es un faro en la actualidad no habitado. Esta particularidad ha hecho del mantenimiento una cuestión costosa y en algunos casos riesgosa. Como ejemplo de esto en el otoño de 1996 a bordo de la lancha rápida ARA Indómita se desplazó una comisión para cambiar baterías y efectuar reparaciones al faro. El relato del cabo principal Sergio Zabala da cuenta de la dificultad de la comisión, pues las filosas rocas perforaron uno de los tres gomones que comenzó a hacer agua. Otro de los botes fue dado vuelta por la rompiente, y los tripulantes consiguieron a duras penas en las frías aguas del canal darlo vuelta nuevamente. Lograron remolcar el gomon averiado hasta la playa en medio de condiciones climáticas cada vez más adversas. El personal que había desembarcado realizo su labor y luego en el unico bote disponible todo el personal embarco pudiendo con gran dificultad por el sobrepeso sortear la rompiente y llegar luego de recorrer 4 millas náutica hasta la seguridad de la ARA Indómita.

Otras de las dificultades que el faro siempre ha presentado es el poco contraste que presenta la estructura ya sea la de 1928, 1970 o 2003. El “Derrotero Argentino” consigna en su edición de 1997 que al aproximarse al cabo desde el Este es difícil distinguir el faro por no sobresalir de la topografía próxima. Como ya hemos descripto para el año 2000 el faro estaba nuevamente muy deteriorado, frecuentemente fuera de servicio y el oficial encargado en ese momento de la inspección T.F.García Bonini informo “la estructura del Faro se encuentra en muy mal estado”.

En 2003 debido a su deterioro estructural, fue renovada la torre por una de plástico de forma cilíndrica blanca y verde de 4.5m de altura, la cual ha sido derribada en alguna ocasión por la fuerza de los temporales, siendo reforzada posteriormente con fibra de vidrio, intentando sortear no siempre con éxito el duro desafío de los elementos.

Bibliografía

Armada Argentina, Servicio de Hidrografía Naval, “Derrotero Argentino” H.203 parte III, 1997.

Firpo, Norberto, “Para memoriosos“, Diario La Nación 30 de Abril 2006.

Lupiano, Leonardo L., “Los Faros Australes” Ediciones Dunken, 1998.

Ministerio de Marina, Dirección General de Navegación y Comunicaciones, “Faros y Señales Marítimas“, parte II, 1930.

Ministerio de Marina, Dirección General de Navegación e Hidrografía, “Derrotero Argentino” parte III, Buenos Aires 1955.

Rey, Alejandra, “Faros, reyes de los confines“, Diario La Nación, 2 de Abril de 2006.

Savón, Marcos A., “Orígenes de algunos nombres geográficos de la Tierra del Fuego” Revista Argentina Austral, Año VI, Nº 72, Junio 1935.

Secretaría de Marina, Servicio de Hidrografía Naval, “Faros y Señales marítimas“, parte III, H-213, Buenos Aires, 1961.

Servicio de Hidrografía Naval, Carta H-419, Escala 1:100.000.

Servicio de Hidrografía Naval, Legajo Nº 89, Faro San Gonzalo.

Signoni, C., Ranzani, R., Gargiulo, F., “La última senda“, Revista Aventura 2006.